Los otros malos ratos de Merkel que ponen en duda su salud, un secreto de Estado

  • Merkel ya tuvo problemas en una entrevista en la ZDF y en el descanso de la ópera Tristán

  • Los periodistas creen que el ritmo de trabajo de Merkel es infernal

Ha sido una de las imágenes más impactantes de las últimas fechas, ver a la todopoderosa Merkel temblando, con espasmos, incapaz de controlar su cuerpo pese a que lo intente con las manos. Las imágenes han dado la vuelta al mundo y han conmocionado a los alemanes, que saben que la salud de su canciller no deja de ser un secreto de Estado. Tras los primeros momentos, la canciller acabó con las especulaciones de un modo muy alemán. Confesó que todo había sido culpa de una deshidratación y que después de tomar dos vasos de agua se encontraba perfectamente.

Los periodistas que cubren la agenda de Merkel reconocen que es muy intensa, que puede estar 15 horas sin parar y que ha llegado un momento en el que tal vez excesiva para una mujer que ya ronda los 65 años. Merkel ya ha anunciado su adiós de la política pero aún así, los medios alemanes han recordado algunas de las indisposiciones de Merkel en los últimos años.

En diciembre de 2014, por ejemplo, durante una entrevista concedida a la ZDF, la segunda cadena de la televisión pública alemana. Por momentos comenzó a hablar en frases muy cortas. Le faltaba el aliento. Fue necesario hacer una pausa y la entrevista pudo continuar después de que Merkel se retirase a la habitación de al lado y allí le fueran servidos un poco de agua y unas barras de chocolate, según miembros del equipo de cámaras.

En julio de 2005, durante el descanso de la ópera Tristán, a la que asistía junto con su marido, sucedió un incidente. Merkel se cayó de la silla. Algunos los interpretaron como un desmayo. Oficialmente la silla se había roto. El teatro pidió discreción y ella, consideró el incidente de insignificante.

Durante la visita a México DF en junio de 2017, a 2.000 metros sobre el nivel del mar, Merkel sufrió unos temblores muy similares a los que ayer pudieron recoger numerosas cámaras de televisión, con la única diferencia de que en la recepción que ofrecía el presidente Peña Nieto había solamente personal de ambos gobiernos que también entonces justificaron los temblores por una leve deshidratación.