Dióxido de titanio: qué posibles riesgos puede tener para el organismo

  • El dióximo de titanio (E171) ha sido prohibido para su uso alimenticio por la Unión Europea

  • El dióxido de titanio es un colorante alimenticio natural extraído de un mineral

  • Se suele utilizar para blanquear dulces, chicles o productos lácteos

La Comisión Europea aprobó la semana pasada la prohibición del uso del colorante E171, dióxido de titanio, como aditivo alimentario. Esta nueva norma, que se publicó el jueves 20 de enero, permite que los productos que se hayan fabricado antes del próximo 7 de febrero y que incluyan este aditivo, solo podrán ser comercializados hasta el próximo 7 de agosto. Después, ningún producto podrá comercializarse incluyendo este colorante.

El dióxido de titanio es un colorante natural obtenido de la extracción de un mineral, la ilmenita, que consigue potenciar el color blanco. Así se suele utilizar como blanquador de todo tipo de productos alimenticios, obre todo esta presente en dulces, chicles, salsas, bebidas en polvo, postres lácteos y subproductos del pescado.

¿Qué riesgos sobre la salud tiene el dióxido de titanio?

La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) concluyó en mayo del año pasado que el dióxido de titanio "ya no puede considerarse seguro como aditivo alimentario" porque "no se puede descartar la genotoxicidad" tras el consumo de sus partículas. Aunque la absorción de dióxido de titanio es baja tras su ingestión, la EFSA señaló que "puede acumularse en el organismo".

La genotoxicidad es la capacidad de una sustancia química de dañar nuestro ADN, el material genético de las células. La genotoxicidad está relacionada directamente con la producción de efectos carcinógenos, por eso es esencial evaluar los efectos genotóxicos de una sustancia incluída en los alimentos para establecer si es segura.

La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria corrigió así un análisis que se había hecho ya en 2016 y que concluyó que la ingesta de dióxido de titanio era segura. En la segunda evaluación se utilizaron "miles de estudios disponibles" con "nuevos datos y pruebas científicas sobre nanopartículas" que no existían en la primera.

Los científicos aplicaron por primera vez la Guía del Comité Científico de la EFSA de 2018 sobre nanotecnología para evaluar la seguridad de los aditivos alimentarios. El dióxido de titanio (E171) contiene como máximo el 50% de las partículas de tamaño nanométrico (es decir, menos de 100 nanómetros) a las que pueden estar expuestos los consumidores.

Tras los estudios, los expertos de la EFSA concluyeron que "aunque las pruebas de los efectos tóxicos generales no eran completamente concluyentes, sobre la base de los nuevos datos y los métodos reforzados que utilizamos, no pudimos descartar la preocupación por la genotoxicidad y, en consecuencia, no pudimos establecer un nivel seguro para la ingesta diaria del aditivo alimentario".