Las secuelas menos evidentes de dejar de tocarnos: depresión, angustia y miedos

  • La mascarilla y la distancia social nos pasa factura en la salud

  • La ausencia de contacto físico afecta a nuestro estado psíquico

  • Un simple abrazo conlleva reducir el estrés y la tristeza

La pandemia del covid-19 nos ha robado besos, abrazos y caricias. Y es que la mascarilla y la distancia social nos previenen del virus, pero también nos pasa factura en la salud. Privándonos, por ejemplo, de los beneficios que conlleva un simple abrazo, como la reducción del estrés y la tristeza, o el hacernos sentir mejor con nosotros mismos.

Hay quien lleva más de un año sufriendo el choque emocional de no tocar a nadie, ni siquiera a un ser querido o en un último adiós. Es verdad que no todos somos igual de fogosos en nuestra relación con los demás, pero tan prolongada ausencia de afecto favorecerá tarde o temprano la depresión, la angustia o los miedos.

Los beneficios del contacto físico van desde la reducción del estrés hasta la aportación de seguridad, bienestar y calma, pasando por una mejora de la autoestima, una estimulación de la capacidad sensitiva y una mejora del estado de ánimo y del nivel de energía.

Un abrazo ayuda incluso a mejorar los procesos de memoria y aprendizaje, así como a reducir la presión arterial y ralentizar la respiración. Incluso pueden mejorar dolencias como cefaleas, insomnio, dolor crónico... y existen estudios que asocian el abrazo con una ralentización del envejecimiento (por la hormona DHEA) y refuerzo del sistema inmunológico.

El abrazo resulta importante en los niños

El abrazo y el cariño en general resulta especialmente importante en los niños y en su desarrollo: influye en su autoestima, en su aprendizaje y en su salud, aportándoles seguridad y ayudándoles a ser más sanos no solo mental sino físicamente. Los adultos también necesitamos este tipo de contacto: existen estudios que demuestran que las parejas rompen más cuando uno de sus miembros no muestra su afecto en forma de caricias o abrazos.

Por ello los expertos recomiendan achuchar con las palabras, con una mirada o un gesto. Lo que aún no está claro es si superada la pandemia, seremos más retraídos en el contacto con los demás o trataremos de recuperar los abrazos perdidos.