Los testimonios de los trabajadores, algunos ya despedidos, pusieron de relieve el aviso laboral al que eran sometidos. Soportaban jornadas laborales de 84 horas semanales y con sueldos de 1.200 euros mensuales, sin pagas extra, ni casi vacaciones. Además, despedían a los empleados que enfermaban o que sufrían accidentes laborales dentro de la empresa.
De las declaraciones de los empleados se desprendía que había “serias deficiencias higiénicas en la empresa”. Así, la policía contactó con la Conselleria de Salud del Govern Balear, que ya había realizado cinco inspecciones desde el mes de diciembre pasado.
Los inspectores ya habían detectado que se elaboraba y distribuía productos sin autorización, como carne despiezada y hamburguesas. Además, había gran cantidad de productos caducados y carne sin etiquetar o con etiquetas falsificadas. De hecho, habían inmovilizado 2.000 kilos de carne. Y esta vez, en la operación conjunta con la Policía Nacional, se ha vuelto a encontrar carne en mal estado.
Los propietarios de esta empresa familiar de Mallorca fueron detenidos acusados de presuntos autores de varios delitos contra los derechos de los trabajadores, contra la salud pública, falsedad documental y estafa. Se investiga si la habrían estafado a distintos clientes y restaurantes al vender los productos cárnicos de alta calidad cuando en realidad se trataba de productos de calidad inferior.