Prometió volver a ser ella misma y recuperar su característico sentido del humor en ‘Sálvame Okupa’, pero apenas llevaba unas horas en la casa de Guadalix de la Sierra y ya protagonizaba la primera polémica: Gustavo González aseguró que le había hecho un gesto para que, con su privilegio en la casa, la expulsara. Sin embargo, ella lo negó.
El siguiente drama llegó con la prueba: tenían que ponerse pinzas en toda la cara pero ella no podía dada su reciente intervención estética para mejorar su papada. A lo largo del día Carmen lloró: creía tener fiebre, le preocupaba coger una infección, sufría dolor… Y todo empeoró con la llegada de Payasín. Los ocupantes de ‘Sálvame Okupa’ se quedaron ‘congelados’ por directriz del súper y poco pudieron hacer ante sus célebres tartazos.
“Me voy a marchar ahora mismo”, decía Carmen y es que el postre había alcanzado el lado más dolorido de su cara. Sin embargo, la noche pasó, y Carmen despertó mucho mejor. De hecho, creía que después de tocar fondo solo podía
Carmen se creía capaz de seguir adelante porque ya había tocado fondo pero, lo que no sabía, es que ya era tarde. Anabel Pantoja ganó la prueba (explotando globos con su ‘pantoculo’), tuvo que ejercer su privilegio (o marrón) expulsando a uno de sus compañeros y Carmen fue la elegida. “El concurso me ha venido grande”, decía.
Y, aunque parecía dispuesta a darlo todo, lo cierto es que luego se fue al hospital. Allí, tras un reconocimiento médico le han diagnosticado cervicalgia traumática con contusión en mandíbula derecha, motivo por el que se ausentó de ‘Sálvame’. Sin embargo, fueron muchos los que dudaron y la aludida tuvo que mandar su ubicación vía whatsapp para demostrar que estaba en su casa y no disfrutando de la Semana Santa malagueña.
Tan solo 9 días antes, Carmen Borrego había sido la protagonista indiscutible por su marcha de ‘Sálvame’. Decidió decir adiós ante las numerosas polémicas y superada por las críticas.
Su marcha de ‘Sálvame’ se produjo en un contexto: Carmen acababa de operarse por segunda vez para mejorar su cuello y, en una exclusiva, dijo sentirse sola porque sus compañeros no se habían preocupado por ella. Y esto, como era de esperar, desencadenó una tormenta.