El complicado futuro de la juventud en España: "Todo va a peor, voy a vivir peor que mis padres"
Un joven de entre 20 y 24 años percibió una renta bruta media de 15.364,17 euros, lo que supone un 45 % menos que el salario medio nacional
Casi la mitad de los jóvenes españoles cree que el empleo empeorará en los próximos cinco años
Un panel de expertos economistas alertan del incierto futuro que les espera a las nuevas generaciones en un contexto económico y social donde existe "un sesgo muy importante hacia los mayores". Los analistas del Consejo General de Economistas (CGE) y de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) creen que los jóvenes tienen muy complicado emprender su propio proyecto de vida, lo que les lleva a expresar una preocupación creciente entre ellos al afirmar que "voy a vivir peor que mis padres".
No es extraño escuchar como se quejan de trabajos en precario o incluso sin remunerar. Un malestar agravado por el complicado acceso al mercado de la vivienda, algo que les resultó más fácil a sus padres y que ellos ahora ven como algo inalcanzable, incluido el alquiler si no es en un espacio compartido.
La renta media bruta de los jóvenes es un 45 % inferior al salario medio nacional
Según la Encuesta Anual de Estructura Salarial, publicada por el INE en mayo de 2025, en 2023 un joven de entre 20 y 24 años percibió una renta bruta media de 15.364,17 euros, lo que supone un 45 % menos que el salario medio nacional (28.049,94 euros).
Además, hay que tener en cuenta que, si bien buena parte de estos jóvenes no alcanza niveles de ingresos que les obliguen a tributar por IRPF, sí soportan una carga fiscal importante a través de las cotizaciones sociales y, sobre todo, del IVA, lo que reduce su renta disponible y limita sus posibilidades de ahorro y emancipación.
Entre los principales retos identificados por los expertos se encuentra una elevada precariedad laboral --en 2024, el 60,5 % de los contratos a menores de 30 años fueron temporales, sumado a un 46 % en parcialidad involuntaria-- y un acceso a la vivienda cada vez más limitado y gravoso --según datos del Banco de España, cuatro de cada diez hogares destinan, en promedio, el 40 % de sus ingresos mensuales al pago del alquiler--.
A ello se suman desajustes persistentes entre la formación académica y las demandas del mercado, con un 37 % de brecha entre competencias tecnológicas requeridas y ofertadas; una legislación laboral rígida que desplaza la necesidad de flexibilidad hacia los colectivos más vulnerables, especialmente los jóvenes, a través de contratos precarios; y riesgos crecientes derivados del cambio climático, que afectan de forma desproporcionada a la juventud.
Incluir a los jóvenes en el Pacto de Toledo
Por ello, desde el CGE y Fedea se han planteado propuestas como impulsar la Formación Profesional Dual y Universitaria; actualizar y reforzar los contenidos educativos con un mayor enfoque en competencias digitales o mejorar la orientación profesional desde edades tempranas, adaptándola a las demandas del mercado.
También han instado a crear incentivos fiscales al ahorro con fines como la emancipación o el emprendimiento, dirigidos exclusivamente a jóvenes con rentas bajas o medias-bajas; reducir el déficit estructural para evitar trasladar cargas fiscales a las generaciones futuras o reforzar las ayudas a la crianza y a las familias con menores recurso.
Por último, se plantea abordar la inversión en políticas transversales para jóvenes; incluir a representantes juveniles en foros clave como el Pacto de Toledo para asegurar una visión más equitativa y sostenible del sistema de pensiones y aumentar la construcción de vivienda asequible en zonas de alta demanda mediante la liberalización de suelo disponible y una mayor colaboración público-privada.
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