Sylvia intenta comprar a Tom con un caramelo
Tom acaba de ser elegido líder y Sylvia se pega más a él. Un rato antes, habían estado discutiendo Tom y Gianmarco al ser este el nominado directo del líder. El italiano repite una de las más repetidas falacias en un reality, que consiste en quitarle importancia a estar nominado. Inexplicable que no le importe nada haber sido nominado por el líder y a su vez no pare de darle vueltas al tema, primero con su verdugo, luego con su compatriota Valeria o con quien quisiera escucharle. Sylvia comienza diciendo a Tom que Gianmarco se porta bien con ella y se interesa por saber el motivo del enorme pique entre ellos. Tom explica entonces a Sylvia algún roce con Gianmarco en la preconvivencia. Antes de acostarse, Sylvia saca de entre sus cosas un caramelo para Tom. ¿Por qué tanta amabilidad? Al día siguiente Tom debía repartir las tareas.
¿Se puede decir que Sylvia intentó comprar a Tom con un caramelo? No es ningún disparate, aunque posiblemente Tom añadiría algún otro alimento a la lista. No en vano, durante la dura discusión que ambos mantuvieron tras el reparto de tareas, Sylvia se quejaba de que su compañero no tuviera prioridad con ella después de haberlo invitado a tarta de cumpleaños o a la barbacoa. “A mí no se me compra con comida”, contestó Tom. En las condiciones que están, decir tal cosa puede que sea hablar demasiado rápido. Sylvia ha dejado de dirigir la palabra a Tom insatisfecha con el reparto de tareas. Tom decidió que Lara hiciese la cocina (junto a Olga y Valeria) y la pesca (con Carlos y Tom). Por otro lado, Sylvia se encargaría de la leña (con Alejandro y Gianmarco) y el fuego (junto a Melyssa y Omar).
Parece justo que Lara dejase de encargarse de la leña y el fuego, lo cual ha estado haciendo las últimas semanas. También que Sylvia no pudiese evitar la tarea de la leña una vez más. Todas las ocasiones anteriores en las que un compañero fue a asignarle esa tarea a la cantante esta aludió a su escasa fuerza en el brazo para cortar troncos. Ahora la excusa no es válida porque al ser solo dos lacayas tienen la ayuda de dos supervivientes en cada tarea, con lo cual podrán Alejandro o Gianmarco ayudar a Sylvia con el machete. Sylvia pretendía que Tom cumpliera su deseo de no dedicarse a la leña porque es su amigo. Y porque ha comido gracias a ella en varias ocasiones.
Poco valor tiene el trato especial que haya podido atesorar Sylvia con Tom si su objetivo era conseguir ciertas ventajas en un futuro. El problema de Sylvia es que no se está dejando llevar asumiendo las cosas según se le van presentando en el concurso. Ella quiere tenerlo todo atado y bien atado, lo cual es bastante incompatible con una experiencia a la que calificamos como aventura. Además, creo que a Sylvia le aterroriza trabajar. La idea de tener que hacer una tarea no muy de su agrado le hace perder la compostura y es capaz de enfrentarse incluso a quien estaba haciendo la pelota de forma sonrojante apenas unas horas antes. De que Carlos vuelva a no pisar la cocina hablamos otro día, porque esa es otra bomba que terminará explotando.
También debería Sylvia aprender que no siempre aquello que se nos presenta como bueno lo es, y lo mismo para lo malo. El destino hubiera hablado si a Sylvia le llega a asignar Tom la tarea de la pesca. ¿Quién sabe si no le esperaba un infortunio haciendo esa labor? Esto me recuerda a la vieja historia del campesino y su hijo. Era un campesino pobre, pero sabio, que trabajaba duramente la tierra. Un día se marchó el caballo que le ayudaba en las labores y el hijo clamó: “Padre, qué desgracia”. El campesino, impasible, le contestó: “¿Qué sabemos de lo que es bueno o malo?”. A los pocos días, el caballo regreso y lo hizo acompañado de otro caballo. “Padre, qué suerte”, dijo entonces el hijo, y el campesino repitió su letanía: “¿Qué sabemos de lo que es bueno o malo?”.
Unos días más tarde, el chico quiso montar al caballo nuevo. Este se encabritó y lo arrojó al suelo. Con una pierna rota exclamó: “Padre, qué desgracia”, recibiendo la ya conocida respuesta de su padre. El campesino tendría una oportunidad más de utilizar su experiencia y sabiduría en una frase cuando a la siguiente semana pasaron por la aldea los enviados del rey encargados de reclutar jóvenes para ir a la guerra. Fueron a casa del anciano, pero al ver que su hijo tenía la piedra entablillada lo dejaron tranquilo y se largaron. “Ves hijo, ¿qué sabemos de lo que es bueno o malo?”, dijo el viejo sabio. Entonces, el joven entendió que es preciso darle tiempo al tiempo para saber si algo es bueno o malo.
Por cierto, de bueno y malo iba un juego propuesto al grupo por Lara Álvarez. Concretamente, las opciones eran bueno, malo, muy malo o peor. Una ruleta determinaba dónde caía cada concursante y el sobre elegido por este de qué se trataba una recompensa que sería buena, mala, muy mala o peor. Así fue el reparto:
- Tom (muy malo) > Vigilante de que las normas de esta prueba se cumplan durante los días que dure.
- Gianmarco (muy malo) > Un desayuno durante tres días con café con leche, bollo, zumo de naranja y pieza de fruta.
- Valeria (peor) > No podrá hablar durante dos días.
- Melyssa (malo) > Todos los días podrá elegir el pez más grande entre los capturados por sus compañeros.
- Olga (malo) > Hasta el jueves pasará todas las noches cuidando del fuego solamente ella.
- Lara (muy malo) > Nada.
- Alejandro (peor) > Tiene un punto en las próximas nominaciones.
- Omar (peor) > Al elegir a Alejandro como la persona que más le ha traicionado estará atado de pies y manos a él.
- Sylvia (muy malo) > Elige a Lara para que esté estar hasta el jueves con los ojos tapados, ayudada solo por ella.
- Carlos (malo) > Poder elegir la recompensa de uno de sus compañeros. Carlos le quita los desayunos a Gianmarco.
Gianmarco presionó hasta dar más vergüenza que pena para conseguir que Carlos no le quitara el desayuno. Llegó incluso a conseguirlo, pero Lara Álvarez terminó recurriendo al vigilante de las normas para que decidiera lo que consideraba justo hacer. Tom determinó que los desayunos eran para Carlos cuando este había decidido cambiar de opinión y quedarse con la poco agradable recompensa de Olga. Carlos no cuidará del fuego, sino que tendrá desayuno completo hasta el jueves. Cuando se trata de perder una recompensa, ya sea totalmente o una parte, no hay pudor en protestar amargamente. Pero el juego es como es. Igual que consiguen un premio pueden llevarse un castigo. Nadie garantiza nada.
Al menos anoche se llevaron todos la recompensa del cocido. Alejandro y Olga sin límite y los demás tres buenos cucharones, y sin tiempo para terminarlo. La prueba iba bien hasta que tuvieron que empezar a sujetar las ánforas con el pie, brazos extendidos y ojos cerrados. La clave estuvo en cerrar los ojos. Fue justo en ese momento cuando vimos caer los jarrones como si fueran fichas de dominó. Alejandro y Olga aguantaron el temporal que se estaba levantando a su derecha e izquierda, y eso también es muy apreciable. El cocido calentito como recompensa puede contrastar con las altas temperaturas habituales en los cayos, pero anoche les hacía falta entrar un poco en calor. Ya vislumbramos cuando empezó el ataque de los mosquitos que las tormentas no tardarían en llegar. Pues bien, ya están allí.
Lo han pasado mal bajo la torrencial tormenta e intentando cuidar el fuego. En playa Cabeza de León no lo lograron, pero sí en playa Destierro. A Agustín se le ocurrió guardar el fuego en una sartén bajo el palafito que habitan y con turnos de vigilancia para evitar desastres mayores lograron sacar el fuego cuando había amainado la tormenta. En el lado negativo que Palito volvió a sufrir una crisis que tuvo especialmente preocupada a Lola. Tan empática será Lola que estaba más preocupada ella que Palito. Las dos heroínas del destierro han pasado por primera vez unos días con compañía, pero ayer era el día de la definitiva cuarta expulsión.
Salió Agustín, como estaba previsto. La alianza entre Lola y Palito va a ser difícil de vencer y ya puede el programa ir pensando en una reunificación final, incluyendo las desterradas, porque pueden ir cargándose uno a uno a todos los expulsados. Agustín tendrá un último premio antes de volver y esta misma noche se lanzará del helicóptero, siempre y cuando así lo haya decidido la audiencia con sus votos en una encuesta. Estoy seguro de que lo hará.
Moleskine del gato
Había echado en falta la aparición en el programa de Alexia, que anoche estaba en plató por fin. Sabía yo que con esta concursante nos iba a esperar más de una sorpresa, y ya soltó la primera. Decía así: “Me sorprendió que Carlos al llegar al barco me tratase como si no me conociera de nada, cuando resulta que lleva escribiéndome en redes dos o tres años”. Los mensajes no eran precisamente para invitarla a cocinar en su canal de vídeos, sino un poco más cariñosos, según parece. “Hola, guapa, a ver si nos vemos pronto”, diría uno de esos mensajes. Alexia no contestó nunca, a pesar de lo cual Carlos siguió escribiendo a lo largo de tanto tiempo. El último mensaje es de finales del año pasado. No valoro, solo cuento lo que he escuchado.
Esta noche se salvará uno de los nominados de la expulsión. Además, habrá preselección para la prueba de líder. No hay descanso, amigos.