Parecía un paraíso pero era un infierno: cómo se llevaban entre sí las supermodelos de los 90

El fenómeno supermodelo llegó en la década de los 90 y con este cambió por completo la industria
Naomi Campbell, Claudia Schiffer, Cindy Crawford, Esther Cañadas, Judit Mascó y Laura Ponte fueron algunas 'topmodels' que reinventaron la moda
Casi treinta años después, y a sus 50 años, las supermodelos del panorama español se han sincerado sobre cómo fue aquella etapa de sus vidas
Los años 90 fueron una década dorada para la moda. Dejando atrás los excesos de los 80, la industria abrazó una estética más minimalista, con siluetas relajadas, colores neutros y una fuerte influencia del grunge y el streetwear. Sin embargo, lo que realmente definió la era fueron sus icónicas supermodelos: mujeres que no solo dominaron las pasarelas, sino que se convirtieron en auténticas celebridades.
A diferencia de otras épocas e incluso de la actual, en los años 90 las modelos no solo eran rostros de campañas o maniquíes en la pasarela, sino estrellas con nombres reconocidos en todo el mundo. Cindy Crawford, Naomi Campbell, Linda Evangelista, Claudia Schiffer, Kate Moss, Esther Cañadas, Judit Mascó y Laura Ponte fueron algunas de las figuras que redefinieron el concepto de modelo y se transformaron en supermodelos.

Protagonizaron portadas de revistas, campañas publicitarias multimillonarias, videoclips y hasta comerciales de televisión que las convirtieron en íconos. Gianni Versace, diseñador clave de la década, inmortalizó este fenómeno cuando, en su desfile de 1991, reunió a Cindy, Naomi, Linda y Christy para cerrar la pasarela cantando 'Freedom! 90' de George Michael, la canción cuyo videoclip ya había contado con ellas como protagonistas.
Con su llegada, la industria cambió drásticamente: salarios millonarios -Evangelista inmortalizó la frase "No nos levantamos por menos de 10.000 dólares al día-; portadas, contratos exclusivos y firmas como Chanel, Versace, Revlon o Calvin Klein se peleaban por su imagen; y la relación con la cultura pop, colaborando con músicos y estrellas del cine.
Si bien muchas supermodelos eran amigas, la competencia en la industria era feroz. Naomi Campbell, conocida por su fuerte carácter, mantuvo amistad con Christy Turlington y con Evangelista, trío bautizado como la 'Trinidad', pero también tuvo enfrentamientos con modelos como Tyra Banks y Claudia Schiffer, entre muchas otras.

Todo parecía un paraíso, pero fuera de las pasarelas y la pompa, era un infierno. Así lo han contado ahora, 30 años después, las supermodelos españolas Judit Mascó, Laura Ponte, Nieves Álvarez, Verónica Blume, Martina Klein y Laura Sánchez, en el libro 'Supermodelos' de Luis Sala, que se lanzó el pasado 6 de febrero.
Dejando a un lado los trastornos alimentarios que sufrieron, algunas de sus declaraciones se centran en la personalidad de Campbell y en la relación que existía entre ellas.
Naomi Campbell y su fuerte personalidad
"Mantuve una buena relación con Naomi, pero he visto cómo trata a la gente de los equipos... y en eso no coincidimos", garantiza Mascó sobre el carácter de la británica.
Por su parte, Blume convivió con "Naomi y su séquito" bajo el mismo techo durante un tiempo, y fue la que más momentos compartió con ella más allá de los desfiles. "Naomi me daba pánico. Era una belleza, una pantera, yo era toda suavecita y blandita, que me ponía roja si me miraban, ella todo lo contrario: la diosa de ébano era poco a su lado. Esas piernas, que andaba por casa como en la pasarela... pero una mala hostia que se gastaba la tía... Yo no he conocido a persona más excéntrica ni explosiva en mi vida", defiende Verónica, que añade que "puede que viniese de otro mundo, porque si mi vida era una fantasía, la suya tenía que serlo mucho más".

Blume, que solo tenía 15 años cuando se adentró en la industria, destaca que una de las cosas que más le impactó durante su convivencia con Campbell fue su discusión con su estilista. "La maquillaba con la mano temblorosa porque debía imponerle tanto como a mí, y yo vi un tacón con plataforma volar por el salón y estamparse contra el espejo tras esquivarlo el maquillador. Todo porque no debió gustarle cómo la había maquillado", cuenta en el libro.
Sin embargo, no fue la anécdota que más le llamó la atención. Fue la siguiente: "No hablamos casi nada. Nunca me atrevía a mirarla, me daba miedo. Una noche fui a la cocina y me encontré a Naomi de cara. Estaba sentada. Solo llevaba unas bragas, ni la peluca. La cabeza al descubierto, un cráneo hermoso. Delgada como ella sola y fumando. Era como si se hubiera quitado la máscara de la fiera y debajo hubiese una niña, como yo, sola en mitad de la noche fumando en bragas en la cocina. Me fui sin beber agua, pero se me ha quedado esa imagen grabada en la memoria. Tras desprenderse del personaje, como hacía yo cuando llegaba a casa y disfrutaba desmaquillándome, aparecía la real. La que debía ser, supongo".

A diferencia del ambiente más competitivo que se vivía entre las supermodelos internacionales, en España la relación entre ellas fue más cordial y profesional e incluso de amistad. Aunque todas trabajaban para grandes marcas y coincidían en desfiles y campañas, no protagonizaron rivalidades públicas ni enfrentamientos sonados.
Suscríbete a las newsletters de Informativos Telecinco y te contamos las noticias en tu mail.
Síguenos en nuestro canal de WhatsApp y conoce toda la actualidad al momento.