La nueva fase de Pamela Anderson que está inspirando a las mujeres de 50 más allá del maquillaje: "Sentí que era importante ser más natural"

Pamela Anderson, al natural. Cordon Press
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En un mundo dominado por las redes sociales, los filtros y los estándares artificiales de belleza, la decisión de Pamela Anderson de aparecer en público sin maquillaje a sus 58 años es casi un acto contracultural. Pero más allá del hecho de mostrar su rostro al natural, la actriz canadiense está inspirando a muchas mujeres de más de 50 en todo el mundo por lo que representa su transformación: una reinvención profunda y valiente que desafía los estereotipos tradicionales de cómo 'debe' envejecer una mujer.

Pamela representa esa nueva feminidad serena que reivindica la libertad de ser una misma y experimentar todas las etapas de la vida sin miedo. "No quiero ser la que era con 20 años. Quiero tener la edad que tengo, experimentar y avanzar cada día", explicaba en una entrevista en la SER su visión de la vida, redefiniendo la madurez como una fase llena de significado.

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"La belleza es subjetiva, y no tenemos por qué parecernos a las portadas de las revistas". Así lo ha expresado la actriz, cuya imagen en los años 90, cuando era una 'Vigilante de la playa', respondía a un ideal de sex-symbol hipersexualizado moldeado por otros con el que ahora ha roto por completo para tomar el control de su propia narrativa. En una charla en el podcast 'How to Fail', Anderson ha hablado de cómo su decisión de no usar maquillaje le permitió recuperar su identidad y aceptarse a sí misma.

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"¿Quién me está mirando?"

"Todos se quedaron horrorizados cuando decidí que no necesitaba un equipo de glamour para ciertos eventos", contaba. "Cuando estaba en París, pensé: '¿Quién me está mirando? ¿Alguien se va a desmayar si no llevo maquillaje?' Y ahí empezó todo, en la Semana de la Moda de París ".

"Eso hizo que todos a mi alrededor se pusieran nerviosos y pensaran: 'No, esto no es lo que la gente hace'. Y yo me dije: 'Bueno, eso me da aún más motivos para hacerlo", dejando claro su sempiterno carácter rebelde.

"No se trataba de la paz mundial ni de nada por el estilo, sino que era simplemente un desafío para mí misma, pensando: ¿por qué estoy sentada en una silla de maquillaje durante tres horas si no estoy intentando ser la chica más guapa del lugar?", continuó Anderson, que empezó a sentir que el maquillaje "realmente no le hacía ningún favor". "A mi edad, en esta etapa de mi carrera, sentí que era importante para mí, en mi vida personal, ser más natural", agregó.

Hábitos generacionales

Eso no significa que en ciertas ocasiones no pueda volver a maquillarse, como hizo recientemente en una sesión de fotos en la que recreaba su look explosivo de los 90, ni que a veces no tenga problemas e inseguridades con su propia imagen. "Tenemos estos hábitos generacionales, incluso la forma en que nos educan, y estas cosas se nos quedan grabadas en la cabeza (...) Veo una foto mía y pienso: 'Ay, me veo fatal'. Y luego tengo que decir: 'No, así es como me veo'. Y no pasa nada".

"Creo que la gente tiene que darse cuenta de que todas estas imágenes están retocadas o tienen filtros, y que cada uno puede cambiar su apariencia a su antojo (...) La imagen corporal debería basarse en '¿cómo te sientes más saludable?' y creo que eso es lo más hermoso", finalizaba Anderson.