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¿Es más saludable echarse edulcorante o azúcar al café?

¿Es malo echar un poco de azúcar al café?
¿Es malo echar un poco de azúcar al café?. getty images
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El café es una de las bebidas más consumidas del mundo. Muchísimas personas lo toman a diario al menos una vez, y no es raro consumirlo varias veces al día. Generalmente se toma acompañado de algún endulzante, como azúcar o algún edulcorante. Así que decantarse por una u otra opción podría tener más implicaciones de las que cabría imaginar en un principio.  

¿Es mejor elegir azúcar?

Como mucha gente sabe, el azúcar de mesa es un hidrato de carbono simple que está compuesto por glucosa y fructosa, y que se obtiene a partir de la remolacha azucarera o la caña de azúcar, donde se encuentra de forma natural.  

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En los últimos años ha ganado muy mala fama por sus implicaciones sobre la salud. Y es que consumido de forma habitual en cantidades considerables y a partir de alimentos donde se encuentra en forma libre (bollería, chocolates, galletas, refrescos, zumos, etc.) puede provocar caries y favorecer el sobrepeso y la obesidad, además de aumentar el riesgo de sufrir enfermedades asociadas, como diabetes tipo 2 o enfermedades cardiovasculares.  

Por eso, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda limitar el consumo de azúcares libres, como los que añadimos al café, a menos del 10% de la ingesta calórica diaria, e idealmente por debajo del 5%. Eso significa que una persona adulta debería consumir menos de 25 gramos de azúcares libres al día.  

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¿Es mejor consumir edulcorantes?

Desde hace años los edulcorantes se han propuesto como una alternativa presuntamente ideal frente al azúcar. Sobre todo por las ventajas que reúne la mayoría: no aportan calorías, no provocan caries y no elevan los niveles de glucosa en sangre, así que, en principio, son una herramienta adecuada para las personas que sufren diabetes tipo 2 o que intentan perder peso.  

Entre los edulcorantes más populares que se utilizan para endulzar el café podemos encontrar, por ejemplo, la sacarina, el aspartamo, la sucralosa, la estevia o el eritritol. 

Ahora bien, su uso no está exento de controversia porque, aunque se trata de sustancias seguras, eso no significa que sean inocuas. En los últimos años se han publicado diferentes estudios que apuntan a posibles efectos indeseables sobre la microbiota intestinal o sobre el mecanismo que regula el apetito, e incluso podrían aumentar el deseo de consumir más alimentos dulces. Además, algunos como los polioles (p.ej. xilitol, sorbitol, etc.), tienen efectos laxantes si se consumen en dosis considerables.  

¿Entonces con qué nos quedamos?

Lo primero, convendría quedarse con algunas ideas claras. En lo que respecta al azúcar, es cierto que puede tener efectos indeseables sobre la salud, pero eso ocurre cuando se consume en cantidades considerables. Es decir, consumido en poca cantidad y en el contexto de una dieta saludable y unos buenos hábitos de vida, lo más probable es que no tenga un impacto relevante sobre la salud.  

En cuanto a los edulcorantes, son seguros, pero no inocuos: podrían tener algunos efectos indeseables, tal y como detallamos anteriormente. Para elegir entre uno u otros, es conveniente tener en cuenta nuestros gustos, necesidades y circunstancias personales. Por ejemplo, si sufrimos diabetes, los edulcorantes pueden ser una herramienta útil para endulzar el café. También podrían ayudarnos si estamos intentando perder peso (aunque hay estudios que apuntan que, a largo plazo, no resultan útiles en este aspecto).  

Pero si no nos encontramos en esas situaciones y además consumimos poco azúcar al día, en el contexto de una vida saludable, lo más probable es que añadir una o dos cucharaditas al café no tenga repercusiones sobre nuestra salud.  

En cualquier caso, lo recomendable es intentar evitar el consumo de los dos o al menos reducirlo en la medida de lo posible: tanto de edulcorantes como de azúcar. Es decir, cuanto menos, mejor.  

Lo ideal sería habituarse al sabor del café, para así poder disfrutarlo sin necesidad de añadir azúcar ni edulcorantes. Podemos conseguirlo reduciendo paulatinamente la cantidad del endulzante que solemos añadir.