Petróleo

Lo que se viene con la gasolina en 2026: sobreoferta de crudo y previsión de caída a 30 dólares el barril

Un conductor reposta combustible en una estación de servicio de Madrid
Un conductor reposta combustible en una estación de servicio de Madrid. Europa Press
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El año 2026 se perfila como un punto de inflexión para el mercado energético mundial. La combinación de una sobreoferta de crudo en los principales mercados internacionales y la caída sostenida de los precios de los carburantes en Europa anticipa un escenario en el que el barril de petróleo podría situarse en torno a los 30 dólares, un nivel no visto desde enero de 2016.

La tendencia ya se percibe en los últimos meses de 2025 en los que los carburantes han encadenado varias semanas de descensos, con la gasolina y el gasóleo abaratándose de forma continuada. Este comportamiento responde a un exceso de producción y a una demanda que crece menos de lo esperado, en un contexto de transición energética y desaceleración económica global, con China como principal actor de este hundimiento de la demanda.

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"Sobra crudo en cada esquina del mundo"

La señal más contundente la han dado los propios analistas de materias primas. Tal y como recoge El Economista, "sobra crudo en cada esquina del mundo". La frase resume la percepción de que la oferta supera ampliamente a la demanda, generando un exceso de inventarios que presiona los precios a la baja.

Los grandes productores, desde Oriente Medio hasta Estados Unidos, han mantenido o incluso incrementado sus niveles de extracción, mientras que la demanda se ha visto lastrada por varios factores:

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  • Menor crecimiento económico en China y Europa, principales consumidores de energía.
  • Avances en eficiencia energética y electrificación del transporte.
  • Políticas de descarbonización que reducen la dependencia del petróleo.

El caso de China es especialmente significativo según este medio que asegura que "se espera que la demanda de China, el mayor importador de petróleo del mundo, crezca a un ritmo más lento en 2026 debido a su enorme flota de vehículos eléctricos, que ha reducido drásticamente la demanda de gasolina. Los bajos precios de este año han impulsado a China a comprar más crudo para abastecer sus reservas estratégicas".

La combinación de estos factores da como resultado un mercado saturado, donde las previsiones apuntan a que el barril podría caer hasta los 30 dólares en 2026 o 2027, frente a los más de 70 euros que llegó a marcar en 2024.

Impacto en los precios de la gasolina

La consecuencia directa de esta sobreoferta es la reducción del precio de la gasolina y el gasóleo en España y Europa. En diciembre de 2025, la gasolina se situaba en torno a 1,50 euros por litro, mientras que el gasóleo rondaba los 1,40 euros, tras varias semanas de descensos.

Si la tendencia se mantiene y el barril cae a 30 euros, los expertos estiman que los precios en surtidor podrían retroceder hasta niveles cercanos a 1,20 euros por litro, siempre que los impuestos y costes de distribución se mantengan estables. Esto supondría un alivio significativo para los consumidores, especialmente en un contexto de inflación moderada y pérdida de poder adquisitivo.

La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y sus aliados han intentado en varias ocasiones ajustar la producción para sostener los precios. Sin embargo, la capacidad de influencia se ha visto reducida por la irrupción del petróleo de esquisto en Estados Unidos y por la diversificación de fuentes de suministro.

En 2026, la clave estará en si los grandes productores deciden recortar de forma significativa la producción para estabilizar el mercado. De lo contrario, la sobreoferta seguirá presionando los precios hacia abajo.

Para España y el conjunto de Europa, importadores netos de petróleo, la caída del crudo supone una oportunidad. El abaratamiento de los carburantes aliviará la factura energética y contribuirá a mejorar la balanza comercial. Además, permitirá a los gobiernos mantener políticas fiscales sin necesidad de intervenir en el mercado de forma directa.

No obstante, las autoridades deberán vigilar que el descenso de precios no frene la transición hacia energías limpias. Un peligro que ya asoma por el horizonte con las últimas medidas adoptadas por la Comisión dirigida por Ursula von der Leyen que sigue la estela de la Administración Trump empeñada en limitar las políticas contra el cambio climático.

De hecho, en el horizonte regulatorio comunitario ya se trabaja en el nuevo sistema ETS2 cuya entrada en vigor está prevista para 2027 y que supondrá un encarecimiento de los combustibles y la energía que afectará directamente a todos los ciudadanos al elevar hasta los 40 céntimos los precios en los surtidores y el gas para las calefacciones.

La Unión Europea se enfrenta a un complicado futuro en su apuesta por un aire más limpio y una movilidad más ecológica. Los expertos quieren que para las empresas, la adaptación al cambio climático ya no sea una opción, sino una necesidad.