El vodka, el spirit inclasificable, base de cócteles icónicos como el "Vesper Martini" o el “Cosmopolitan”

  • Esta popular bebida se obtiene a partir de materias primas agrícolas como la patata o los cereales.

  • El vodka ha sido el soporte de cócteles legendarios como el El Vesper Martini de James Bond, el White Russian en “El gran Lebowski”, el Cosmopolitan de “Sexo en NY” o el Bloody Mary de “Mujeres al borde de un ataque de nervios”.

  • Es una fantástica opción para combinar con productos gourmet como el caviar, el salmón ahumado o el arenque.

Al igual que al agua, el vodka es incoloro, inodoro y sin un gusto determinado. Es un espirituoso muy complejo de definir, tanto que la palabra vodka, que en ruso significa agua, admite indistintamente tanto el género masculino como el femenino: “el vodka” o “la vodka". Ese carácter puro y ambiguo convierte a este spirit en uno de los más singulares y polifacéticos, que mejor armoniza con otros ingredientes y, por supuesto en solitario, para apreciar su pureza absoluta.

“Agua de vida”

Al igual que otros destilados, el vodka hunde sus raíces en el mítico “aqua vitae”, vocablo genérico para denominar una amplia familia de destilados alcohólicos como el whisky o el brandy, que desembocó en Rusia en el S. XV.

Esta bebida blanca se puede obtener a partir de patatas o cereales o de otras materias primas agrícolas, en especial vegetales ricos en almidón, como la remolacha. Su graduación está comprendida entre 35% y 50%, aunque puede llegar al 80%, como sucede con el vodka polaco.

En este contexto, los únicos compuestos aromatizantes naturales que se podrán añadir serán los presentes en el destilado obtenidos de las materias primas fermentadas. Tras la adición de agua destilada o mineral, podrán conferirse al producto unas características organolépticas especiales, siempre que estas no se conviertan en el sabor predominante.

El Vodka no solo habla ruso

Dos americanos desorientados se encuentran en la barra de un bar de un lujoso y frío hotel tokiota a medianoche. Uno de ellos pide un vodka con tónica; el otro se decanta por la robustez del whisky. Los dos se sienten fuera de lugar, pero el trago les acerca y les conforta. No hay rastro del carácter eslavo, gélido o distante, que se le atribuye al vodka, en la icónica escena de la película Lost in Translation, cuando cruzan sus caminos por primera vez los personajes Scarlett Johansson y Bill Murray, el espirituoso funciona como remedio para las preocupaciones y caldear el alma. Hace bastante tiempo que este spirit dejó de hablar solo ruso para erigirse en una bebida poliglota, cercana y acogedora que conquista el paladar y el espíritu de consumidores de cualquier parte del mundo.

De hecho, no todos los vodkas proceden de Rusia. Existen numerosas y populares indicaciones geográficas de vodka en el este y noreste de la Unión Europea (países escandinavos) y es posible disfrutar de vodkas procedentes de otros países como Japón o Estados Unidos.

En los últimos años se han popularizado una serie de vodkas aromatizados con cítricos, bayas o hierbas, e incluso se han creado gamas a partir de nuevos colores y sabores. Cuando el aroma predominante sea distinto al de las materias primas procedentes de la destilación estaremos hablando no ya de la categoría vodka sino de la de "vodka aromatizado".

El “ataque” del Vodka

Para salir “ileso” de esta cata hay que afilar bien los sentidos para recibir el “ataque del vodka” y su universo de aromas y sensaciones.

1. Lugar: Necesitamos un espacio bien iluminado, abierto y de tonalidad neutra.

2. Temperatura: Fría, pero sin convertirlo en un polo de vodka. El vodka es una bebida que se consume fría. Es recomendable no bajar de los 8 grados porque se pueden perder matices. Se puede echar mano de un vaso de agua para rebajar el grado de alcohol.

3. Soporte: Utilizáremos un catavino o vasos cortos y estrechos para no dejar que se fugue el aroma.

4. Vista: El vodka es más suyo, más gélido, no es tan expresivo en la fase visual como otros espirituosos. Dale tiempo. Se tiene que presentar traslúcido, cristalino y limpio.

5. Olfato: Lo ideal es dar pequeñas aspiraciones. No son recomendables las aspiraciones fuertes para que el alcohol no afecte a la pituitaria.

6. Gusto: En la fase gustativa se diferencian tres partes: la entrada en boca, “el ataque” y el final. En boca, se presenta untuoso y notaremos su textura, sobre todo su viscosidad o densidad. Tras el “ataque” iremos percibiendo la presencia de caracteres sutiles que luego invadirán los sentidos del gusto y olfato. Después de este ataque, no te preocupes que te sentirás más vivo que nunca.

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