Magentí envió a su mujer a Colombia tras los crímenes de Susqueda, según el sumario
Jordi Magentí se situó en la escena del crimen pescando ilegalmente, en la playa de la Rierica. Le vieron los testigos y un visitante fotografió casualmente su coche cuando captaba panorámicas del pantano. La cámara de la pista también grabó su llegada. De ahí provenían los cuatro disparos y un grito que varios vecinos oyeron. Los cuatro habitantes de Mas LLom, inmueble cercano a la Rierica, escucharon los tiros. Viendo sus movimientos cuando salieron de casa en coche, por las cámaras del pantano, y la situación de GPS de sus móviles, los mossos lograron situar los asesinatos en tiempo y lugar. Entre las 11.20 y 11.26 del 24 de agosto. En la Rierica. El propio Magentí, en un momento de debilidad en la reconstrucción, confesó haber escuchado los mismos tiros.
La vegetación encontrada en la mochila de Marc era propia de la Rierica. Las piedras que uso para hundirles eran similares a la construcción semiderruida que hay en esa playa y que él utilizaba para pescar. El 24 de agosto llegaron Marc y paula y se encontraron casualmente con Jordi Magentí, dice el juez que al verse sorprendido pudo reaccionar; su trastorno de personalidad encaja con un una ataque de ira incontrolada que le pudo llevar a dispararles. El arma no fue encontrada y en su casa halalron dos pistolas, de fogueo y aire comprimido. Pero la munición del calibre 22, asegura el magistrado, que podría coincidir con los orificios de los cuerpos de los jóvenes. Aunque hay un informe que aproxima más la señales a un calibre 9 milímetros, no es descartable, dice el juez. Las armas blancas que tenía Magentí también podría coincidir con las señales en el cuerpo de Marc.
Magentí llevó a su mujer al mismo sitio, al día siguiente de los crímenes. Ella hizo fotografías de los dos en la Rierica. Pero la dejó sola dos horas, el tiempo que pudo usar para acabar de esconder el coche de los jóvenes y el kayak, en puntos opuestos del pantano. A los cinco días reflotaron el vehículo de Marc y Paula y, casualmente, Magentí le compró a su mujer, por sorpresa, un billete de ida a Colombia. No estaba previsto fijar allí la residencia, dijo ella. Cuando fue detenido Magentí tenía un billete preparado para volar junto a su esposa. Había ahorrado lo suficiente vendiendo marihuana con su hijo. Y a su mujer a través de skipe le había confesado que tenía que poner océano de por medio; tenía que desaparecer.