Fernando Verdasco confiesa por primera vez cómo pidió matrimonio a Ana Boyer y los secretos de su boda: “Lloré yo más que ella”
Fernando Verdasco ha compartido cómo pidió a su mujer, Ana Boyer, que se casase con él
El tenista ha confesado los despistes que tuvo con el anillo de pedida
Además, ha revelado los secretos de su enlace: fueron 60 personas y se celebró en noviembre en una isla del Caribe
Fernando Verdasco ha recibido a Bertín Osborne en la casa de Isabel Preysler en Madrid. Por primera vez, el tenista ha compartido en televisión su lado más personal desvelando los detalles más importantes de su historia de amor con Ana Boyer.
Cómo se conocieron, cómo fueron los inicios de su relación y hasta cómo le pidió que se casase con él. Bertín le ha preguntado si aquel momento fue “de película”: “Para mí sí”, ha comenzado. “Yo soy más flojeras que la leche. Cuando se lo pedí, lloré yo más que ella. Fue muy bonito”.
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Y es que, Fernando asegura que lo que le enamoró de ella fue “todo”: “Es muy inteligente, tiene una cabeza privilegiada. Además es muy ordenada, es simpática…”.
Los despistes de Verdasco con el anillo de pedida
Pero, volviendo al tema de la pedida de mano, Bertín ha querido saber más: ¿dónde se lo pidió? Verdasco comenzaba la historia asegurando entre risas que no sabía si contarlo, pero finalmente se decidía a hacerlo.
“Fuimos a India de vacaciones. Me llevé el anillo, tenía todo preparado. Hubo un día que nos dieron un paseo en camello, que nos subieron a lo alto de una colina en la selva, y de repente, con la puesta del sol, me di cuenta de que me había dejado el anillo en la habitación. Era perfecto, pero se me pasó la oportunidad”, confesaba.
“Otro día, bajo la luna llena, solos en medio de un campo, rosas por todos lados… Otra vez, se me olvidó el anillo. Pero pensé ‘vamos a Maldivas después, ese es el sitio’. Llegamos a Maldivas y todos los días lloviendo. Cuatro días diluviando sin parar. Me lo traje de vuelta”.
Así que fue finalmente en Madrid, en su propia casa, cuando en un momento a solas decidió arrodillarse y transmitirle lo que había aplazado irremediablemente en tantas ocasiones: “No lo sabe nadie, creo que no lo sabe ni Isabel”.
Todos los secretos de su boda
Y, tras hablar de cómo fue ese momento, Bertín le preguntaba por la esperada boda. Fue una boda de lo más íntima, a la que tan solo acudieron 60 personas: “Preferimos irnos a una isla en medio del Caribe y casarnos en petit comité con familia e íntimos. Lo hicimos en noviembre. Queríamos que fuera pequeña, íntima y en un sitio especial”.