Jorge, el escultor de las Tres Mil Viviendas que limpia en un museo de Sevilla: "Si hubiera nacido en otro sitio sería diferente"

La casa de Jorge García Rojas en las Tres Mil Viviendas es un pequeño museo. Cuadros, esculturas y obras que viajan por su historia, la de un niño que soñaba con el arte por las calles de uno de los barrios más deprimidos y marginales de España. "Si hubiera nacido en otro sitio sería diferente", dice Jorge, "pero es lo que hay". 

Y lo que hay son Los Verdes. Uno de los seis barrios que componen las Tres Mil Viviendas de Sevilla. Su nombre real es Barrio de Murillo, un pintor sevillano del siglo XVII. En una calle sin nombre, Jorge empezó a estudiar primero Arte y Oficio y más tarde se matriculó en Bellas Artes. Tardó casi una década en acabar la carrera porque además de estudiar tenía que trabajar. 

Para convertirse en el artista que quería ser, antes tuvo que ser otras cosas. Durante un tiempo repartía cartas en Correos, sopló vidrio en una fábrica de cristales y trabajó en otra de cerámica. Finalmente se licenció en la especialidad de Escultura. Tenía que haber acabado en 2007 y terminó en 2013.

"Yo vengo de raíces muy humildes", dice el artista, "pero nunca he dejado de creer en mi mismo". Y así consiguió que le becaran para estudiar en Nueva York y en Sidney. De vuelta a España, empezó a crear. Esculpió trofeos, pintó murales y expuso allí donde pudo.

Durante una temporada además estuvo vendiendo algunos de sus cuadros y esculturas en la plaza del Museo de Bellas Artes de Sevilla. Sin embargo, el arte no pagaba todas las facturas y necesitaba seguir trabajando.

Limpiando en un museo

Desde poco antes de la pandemia, Jorge trabaja como empleado de la limpieza en el Museo de Artes y Costumbres de Sevilla. "Es un trabajo duro y repetitivo", dice Jorge. "Cargar cubos de agua, fregar, frotar... no es lo que soñaba, ni para lo que me he preparado", se lamenta, esperando que algún día sus obras también puedan estar en un museo.

Mientras tanto sus creaciones se agolpan en las estanterías y paredes de su casa. Hay carboncillos de cuando estudiaba y esculturas y cuadros de sus viajes por el mundo. Entre ellos, "El secreto de las palmas" es su favorito. "Parece algo sencillo, un hombre que cierra las manos", dice Jorge, "pero esconde otras imágenes como la de un pájaro o un reloj de arena". Está colgado a escasos centímetros de la televisión.

En el pasillo hay una estantería llena de figuritas. Sobre ella, llama la atención un impresionante busto hecho en barro ocre y terminado con betún de Judea... "para que le de un aspecto como de olivo", dice su creador. La obra ganó la XXV Muestra de Artes Plásticas al Aire libre "Ciudad de Dos Hermanas" el año pasado. El título que lo acredita cuelga de otra pared.

La entrada a la casa es un pequeño porche al descubierto que Jorge está techando. Ahora es el taller donde crea muchas de sus obras, como una alegoría de Nosferatu que hay colocada junto a la puerta de entrada. Su idea es traer aquí algunas de sus creaciones para que estén expuestas permanentemente. "Esta sería la futura Galería de Arte Walker", el apodo por el que muchos le conocen en el barrio.

No es fácil que vengan a verle y él lo sabe. "La calle está llena de basuras, hacen fuego a seis pasos de mi puerta y hay ruido y ratas", lamenta Jorge convencido de que todo habría cambiado si fuera otro barrio de Sevilla... "pero esta es mi realidad y aquí pienso seguir luchando por mis sueños".

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