Toda la cultura de la Unión Europea ya está disponible a golpe de ratón

INFORMATIVOS TELECINCO / AGENCIAS 20/11/2008 09:06

La idea de una biblioteca digital europea fue lanzada en abril de 2005 por varios países europeos, encabezados por Francia, para competir con una iniciativa similar del buscador estadounidense Google.

Desde su puesta en marcha, la nueva herramienta europea permite acceder a dos millones de contenidos culturales. Sin embargo, el Ejecutivo comunitario quiere que en 2010 la biblioteca digital incluya más de 10 millones de libros, mapas, grabaciones, fotografías, documentos de archivo, cuadros y películas procedentes de bibliotecas e instituciones culturales de los Veintisiete.

La biblioteca permitirá a los usuarios buscar cualquier contenido en su propia lengua de forma gratuita y descargárselo si la entidad que lo alberga lo permite. Entre los contenidos que se pueden encontrar están grabados de Durero, carteles de la Guerra Civil española, cartas y partituras originales de Mozart o la Declaración de los Derechos del Hombre.

El funcionamiento de Europeana, que está gestionada por una quincena de personas, se financiará sobre todo con fondos de la UE. Entre 2009 y 2011, Bruselas pagará el 80% de los dos millones anuales necesarios. Los Estados miembros y las instituciones culturales deberán asumir el resto, tales como los gastos de digitalización que supondrán entre 350 y 450 millones de euros.

Francia, el Estado miembro más avanzado

Francia aporta el 52% de los fondos de la biblioteca digital. Países Bajos y Reino Unido suponen el 10% cada uno y Finlandia el 8%. Sin embargo, el material de España se limita al 1,4% del total, y el de Italia y Alemania al 1%.

Los responsables de la biblioteca explicaron que esperan que en las próximas semanas estos porcentajes varíen de forma significativa porque ya hay mucho contenido digitalizado pendiente de introducir en Europeana. Es el caso de la biblioteca virtual española Miguel de Cervantes, cuyos fondos todavía no han podido incorporarse por problemas técnicos. EPF