Barcelona acogerá uno de los tres centros de computación de alto rendimiento de Europa junto a Italia y Finlandia, según ha anunciado este viernes la Comisión Europea.
La Iniciativa Europea de Computación de Altas Prestaciones, que cuenta con un presupuesto de 840 millones de euros, ha seleccionado ocho países para instalar centros de supercomputación, los tres ya mencionados y cinco que acogerán instalaciones de menor alcance: Bulgaria, Chequia, Luxemburgo, Portugal y Eslovenia.
La financiación destinada al Barcelona Supercomputing Center-Centro Nacional de Computación (BSC-CNS) supondrá la inversión más grande en investigación en el Estado hecha por parte de la Unión Europea, que podría invertir cerca de 100 millones de euros. El resto -posiblemente alrededor de otros 100 millones- lo aportarán el Gobierno español, la Generalitat de Cataluña y los estados que han apoyado la candidatura, es decir, Portugal, Turquía y Croacia.
El futuro ordenador del BSC, MareNostrum 5, tendrá una potencia pico de 200 Petaflops (200.000 billones de operaciones por segundo) y será 17 veces más rápido que el actual. Sus dimensiones también son muy superiores a las de sus predecesores, por lo que está repartido físicamente entre la capilla de Torre Girona (la sede actual del MareNostrum) y las plantas inferiores del nuevo edificio corporativo del BSC, situadas a pocos metros de la capilla. Se pondrá en marcha el 31 de diciembre de 2020, han informado fuentes del Gobierno.
Este anuncio es uno de los pasos previstos en la hoja de ruta de la Comisión Europea y los estados que integran la EuroHPC Joint Undertaking, cuyo objetivo es colocar a Europa en la carrera internacional de supercomputación. Esta iniciativa impulsará la investigación científica en el continente pues, aunque Europa se encuentra por detrás en infraestructura de este tipo de máquinas superavanzadas, no lo está a nivel de desarrollo de aplicaciones.
Según el ministro en funciones de Ciencia, innovación y Universidades, Pedro Duque, esta decisión garantiza que España va a continuar liderando en el futuro el mapa de la supercomputación en Europa, y consolida el Centro de Barcelona como un referente mundial de la ciencia, la innovación y la tecnología.