Una tremenda borrasca irrumpió la pasada semana en Islandia con un metro de nieve que ha sepultado todo a su paso. La propia agencia meteorológica del país recomendó evitar viajar allí hasta que todo hubiese pasado. Por si fuera poco, el viento golpeó con intensidad de huracán la isla, que se sumió en una tormenta invernal que apenas dejaba ver las casas y coches a unos centímetros de distancia. Tampoco a los animales: estos caballos se salvaron por los pelos de enfriarse invisibles bajo la nieve.
Algún que otro medio publicaba la semana pasada que el viernes 13 se armaría de terror esta vez con el impacto de un asteroide sobre la Tierra. Lógicamente la mala nueva no se cumplió, pero en Islandia de alguna manera se vieron venir el cielo encima. Las nubes se multiplicaron y una violenta ventisca se gestó a medida que la borrasca se profundizaba rápidamente. Las autoridades alertaron a la población mediante el aviso rojo en el noroeste del país, medida que nunca antes se había adoptado.
A 200 kilómetros de la ciudad más grande de Islandia, Akureyri, se encuentra Hvammstangi, donde un ganadero se vio obligado a desenterrar sus caballos bajo el espesor de la nieve. Magnús Ásgeir Elíasson publicó a continuación la siguiente entrada en su cuenta de Facebook, donde asegura que una vocecilla en su cabeza le dijo "ve a comprobar tus caballos". Después de pasar la noche bajo la nieve, la tropilla (el ganado) fue por fin rescatada por su dueño. Toda una suerte.
Como ilustran las imágenes que inundan las redes tras la primera gran nevada de la temporada en Islandia, algunas viviendas se vieron incluso taponadas por la nieve. La densa capa alcanzaba la altura del techo en algunas ocasiones. Eso sí, las fotografías de las calles bajo un manto de un metro producen cierta envidia desde la lejanía.