Cynthia Rimsky: "El relato que nos hacemos sobre alguien que no nos amó suele estar agujereado"

La escritora, nacida en Chile, nos presenta la novela que le ha merecido el Premio Herralde 2024
Nos habla de su proceso creativo, de la huida del realismo y del don de transformar la rareza en belleza
Su obra, surrealista y delirante, viene a mostrarnos que nada sucedió del modo que creímos durante años
La rareza es un don a menudo incomprendido. 'Clara y confusa' (Anagrama) es rara y a su autora, la escritora chilena Cynthia Rimsky (Santiago de Chile, 1962), le agrada que se lo reconozcan. Si fuese frecuente, normal, cotidiana, se aburriría. Ni en ritmo ni en estructura, ni en fondo ni en forma, este nuevo libro, que le ha merecido el Premio Herralde de Novela 2024, puede tomarse como una novela al uso, sino originalísima y capaz de abarcar las principales preocupaciones universales, como el amor, el arte o el azar.
Es lo que ocurre cuando a una autora le ponen restricciones. Del rechazo de una novela anterior nació una mitad del título: confusa. La otra mitad se la dio su personaje femenino, Clara. Sobrecogedora y alucinante, igual que su prosa. En Argentina, país que le ha permitido dar rienda suelta a su modo de hacer surrealista, 'Clara y confusa' ha sido definida como “una comedia romántica vanguardista”. Para Cynthia Rimsky es una novela gozosa que le ha dado la triple satisfacción de escribir, publicar y recibir un premio que, hasta ahora, solo había ganado un chileno más, Roberto Bolaño en 1998.
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Hablamos con esta escritora que vive en las afueras de Buenos Aires, capaz de descubrir durante sus paseos en motocicleta motivos para su creación. Escribe sin orden ni concierto, pero en permanente estado de percepción para dejar que la vida se le vaya colando entre los renglones y tome la forma que más le apetece. Como advierte el narrador, no es casual que su historia llegue a nuestras vidas. “Significa que están preparados para entender que ningún copo de nieve cae en el lugar equivocado».

¿En qué momento vital ha escrito 'Clara y confusa'?
Quería hacer un cambio en mi escritura, en mi proyecto, incorporar un aire nuevo. Me asusta repetir un patrón. En cada libro me propongo desplazar mi mirada hacia otro lugar, modificar el tono, la poética. Ya había comenzado este proceso con 'El futuro es un lugar extraño' y con 'Clara y confusa' quise darle un giro más radical en el sentido de hacer entrar más invención, más imaginación, más ironía. Quise ir detrás y no delante de mi imaginación.
Me asusta repetir un patrón. En cada libro me propongo desplazar mi mirada hacia otro lugar
¿Cómo encaja la realidad en su ficción?
No sé si la palabra sea encajar. Eso apunta a la idea de que uno puede dominar, tiene el poder de ordenar la realidad en la ficción y me parece que es al contrario. Al entrar a la ficción, la realidad pierde su capacidad rectora, su dominio, y se chasconea, se desordena. Soy muy observadora, en extremo atenta a lo que pasa en el mundo, a su escucha. Cuando llevo esas observaciones minuciosas a la ficción, se produce un fenómeno alucinante, y es que dejan de estar gobernadas por la lógica, se rebelan al sentido facilista, y se entregan felices a que la ficción las transforme en algo que nunca soñaron ser. Y la ficción por su parte se viste de realidad y desconcierta a los lectores.
¿Qué vivencias personales han resultado más fértiles para su escritura?
Todas las vivencias personales están en mis libros, no como intimidad, no como biografía, sino como material que la escritura transforma en otra cosa, porque cuando las vivencias pasan por las palabras, las palabras -que tienen su propia vida, que tienen historia, memoria, sonidos, peso- transforman esas vivencias en experiencias irreconocibles y entonces ves que pasaste años creyendo que las cosas habían sido de un modo y la literatura te cuenta que fueron de cualquier modo menos de ese que creíste.
Las palabras tienen su propia vida, historia, memoria, sonidos, peso...
¿Qué significa el amor en su obra y qué requisitos le impone para que merezca ser escrito?
En 'Clara y confusa' más que el amor lo que me interesó fue cómo nos narramos a nosotros mismos el amor y cómo esa narración que creímos un relato sólido, coherente, que nos convenció, por ejemplo, de que la otra persona no nos amaba, en realidad, es una narración toda agujereada, llena de incongruencias, ilógica, y que hay tantas versiones posibles como lugares donde ponemos el ojo, y que no sabemos nada del amor, del otro u otra, de nosotros. Lo que creemos saber es una entelequia afirmada con pegamento. Y cuando el pegamento se vence, los pedacitos que quedan, es imposible volverlos a juntar.
Lo que creemos saber es una entelequia afirmada con pegamento. Y cuando el pegamento se vence, los pedacitos que quedan no se vuelven a juntar
Cuando vuelve a su obra pasada, ¿qué impresión le causa?
Me sorprende el camino que hice, once libros. Me causa ternura, pena por el sufrimiento, la angustia, alegría por mis pequeños descubrimientos y mucho alivio de haber insistido, de haberme mantenido creando, de haber encontrado lectores y, finalmente, placer en escribir.
Buena parte de su obra creativa ha nacido de lo vivido en sus viajes. ¿Qué rincón ha sido más inspirador?
Lugares generalmente impredecibles, tengo muy mal sentido de la orientación. Eso, unido al hecho de que siempre ando buscando cómo escapar del circuito turístico, de lo "que hay para ver", me lleva a extraviarme bastante, y eso me lleva a lugares que no busqué, me refiero a un camino, una esquina, un club, un encuentro casual, vecinos, cosas muy pequeñas que me dan alegría, las siento como un descubrimiento personal.

¿Qué autores le han impulsado a recorrer el camino en sus obras? ¿Cómo ha sido la experiencia?
Cada libro lo he escrito acompañada por algunos y algunas escritoras que me abrieron caminos insospechados, que me ayudaron a pensar más allá, de una forma que no conocía antes de leerlos. Recuerdo que para 'Los perplejos' leí a filósofos y religiosos medievales, tanto musulmanes como judíos, y que me costaba mucho entenderlos. Y que tomé la decisión de intentar otro tipo de lectura, esa de la que habla Barthes, de leer levantando la cabeza. Cuando levantaba la cabeza, me di cuenta de que miraba a mi alrededor de una manera distinta, y que eso lo producían las lecturas. No necesitaba leer como los filósofos, sino encontrar mi forma de leer.
Tomé la decisión de leer levantando la cabeza
¿La voz de un escritor tiene peso político o social?
La voz de un escritor no tiene peso en estos momentos en la sociedad y los que sí tienen es porque sus ideas coinciden con la época. Por eso creo que el compromiso está con lo que hago, con la literatura, con la creación, con mantener una visión crítica lejos del poder.
¿Cuál es el fin último de la literatura?
Mantener el placer de la lectura. En momentos en los que se insiste en descifrar todo, en acabar con los misterios, incluso el de la religión, de la ciencia, hay cierta literatura que se resiste a ser explicada, que continúa creyendo que no hay respuestas, solo preguntas, y que se deja ir con libertad.
¿Alguna vez ha anhelado una vida diferente? ¿Tendría un plan si dejase de escribir?
No tengo plan B.