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Cecilia Roth: “A los 60 me di cuenta de que los tenía bien puestos”

Cecilia Roth en Furia
Cecilia Roth en Furia. HBO Max
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En el mundo del celuloide resulta bien cierta la máxima de que la edad no siempre favorece la visibilidad femenina. Uno de los mejores ejemplos lo vemos con Cecilia Roth, una actriz con una trayectoria que se extiende desde los '70 hasta hoy, incluyendo por el camino incontables honores y premios. Sin embargo, se revela como una figura que redefine estereotipos

En una reciente entrevista para Fotogramas, con motivo del estreno de su último trabajo en ‘Furia’, Roth confiesa: “Cuando cumplí 60 años me di cuenta de que los tenía muy bien puestos”. Esta frase, cargada de empoderamiento maduro, marca el centro de una carrera basada en la autenticidad, el riesgo y el renacimiento personal.

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Su historia comenzó con la la llegada de Roth a España en 1976, coincidiendo con el destape cinematográfico: un nuevo cine que, aunque fuera liberador, se apoyaba frecuentemente en la cosificación del cuerpo femenino. Roth formó parte de esa era a través de títulos como ‘Pepe, no me des tormento’ o ‘Arrebato’, donde su desnudez aparecía “como parte de la historia, no un acto gratuito”.

Ese contexto la llevó a colaborar con Pedro Almodóvar en películas icónicas como Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón, Laberinto de pasiones, Entre tinieblas… Para luego recibir el Goya por Todo sobre mi madre (1999) y el premio del Cine Europeo. Roth, con el tiempo y la experiencia como testigo, reflexiona sobre aquella etapa. La actriz ahora entiende que su juventud la hizo entrar sin defensas, aunque conserva orgullo por haber aportado valentía a la pantalla.

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Cecilia Roth y Eloy Azorín en 'Todo sobre mi madre'

Más tarde, entre los 35 y los 50 años afrontó “una etapa magnífica”, repleta de proyectos de lo más significativos. Pero después llegó un vacío profesional en el que se encontró anclada a personajes menores, roles esquivos y la sensación de haber “pasado al otro lado”. Fue entonces, a los 60, cuando Roth descubrió algo profundo: una fortaleza interna que le permitió reenfocarse.

Esta energía interna no es una frase grandilocuente: es una transición real desde un cine que la estiró en el cuerpo hasta destaparla emocionalmente, hacia un cine que le devuelve la autoridad de su experiencia. Roth dice haber renacido: “esa de hace 30 años ya no soy yo”. Ese renacimiento se muestra hoy con un nuevo compromiso: es una mujer que se escuchó y se reconoció.

Ese proceso de madurez e introspección desemboca en Furia, donde Roth interpreta a Victoria, una actriz del destape en su madurez, cuyas heridas emocionales encuentran una válvula catártica. La serie, concebida por Félix Sabroso, retrata siete mujeres de más de 50 años que explotan contra un sistema que las invisibiliza. Roth afirma que la furia femenina suele callarse, internalizarse, y en esta ficción esa represión se libera de golpe.

En declaraciones a SER, enfatizó que, a diferencia de los hombres, a las mujeres se las tilda de histéricas cuando expresan ira, y resalta que esa “compuerta cerrada por años” finalmente se abre en la serie. La serie, estrenada el pasado 11 de julio, combina humor negro, sátira y violencia emocional, y ha sido descrita por El País como “una justicia poética para un colectivo silenciado”.

Cecilia Roth y José María Yazpik en 'Los amantes pasajeros'

Paralelamente, Roth mantiene un firme posicionamiento cultural. Sin ir más lejos, recientemente ha denunciado la erosión de políticas culturales en Argentina y afirmó: “destrozar es fácil, reconstruir es lo difícil”. En un contexto global dominado por ideologías conservadoras y recortes en instituciones cinematográficas, su voz es la de una generación que apostó por la cultura como motor de transformación social.

La madurez no es clausura, es liberación

La afirmación “a los 60 me di cuenta de que los tenía bien puestos” no emerge de la nada, sino que brota de décadas de trabajo, de introspección, de crisis creativas, decisiones dolorosas y un renacimiento personal. Cecilia Roth transita la edad adulta exultante, no resignada; no se define por lo que perdió, sino por lo que su acumulación vital le ofrece hoy: seguridad, complejidad emocional y autoridad narrativa.

En Furia, esa voz encuentra un espacio donde hablar sin concesiones, sin nostalgia, sin esperar permiso. Y fuera de la serie, sigue exigiendo un reconocimiento público que trascienda la juventud, un cine que celebre el deterioro del cuerpo como señal de historia y riqueza existencial. Cecilia Roth, renacida y libre, es la metáfora viva de que la madurez puede convertirse en una obra de arte.