Jennifer Grey recuerda el rodaje de ‘Dirty Dancing’ con Patrick Swayze: “Sabía que no había química”

Dirty Dancing
Jennifer Grey y Patrick Swayze, en 'Dirty Dancing'. Uppers
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Seguramente cuando Patrick Swayze y Jennifer Grey rodaron 'Dirty Dancing' no imaginaban que se iban a convertir en una de las parejas más icónicas de los años 80. La historia de amor entre Johnny y Baby marcó a toda una generación con escenas tan memorables como la del levantamiento en el lago, y la sensacional banda sonora plagada de temazos antiguos y nuevos terminó por convertir la película en todo clásico de su época. Sin embargo, y a pesar de la innegable química que sus dos protagonistas lucieron en pantalla, detrás de las cámaras no se podían ni ver.

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Grey y Swayze ya habían coincidido en una película anterior, Amanecer rojo', dirigida por John Milius cuatro años antes. En ese rodaje germinó cierta enemistad entre ambos debido a una escena de sexo a la que él llegó en evidente estado de embriaguez. “Teníamos que meternos dentro de un saco de dormir y supongo que él estaba nervioso. Llegó borracho y no se sabía el diálogo. Así que paramos de rodar, dijeron que volveríamos a intentarlo de nuevo pero eso ya no ocurrió”, reveló la actriz, de 65 años, en el podcast 'Awards Chatter'.

"Estaba asustada"

Por ello, cuando ella supo que Swayze era el elegido para interpretar a Johnny Castle no le hizo demasiada gracia. “Pensaba que el papel iba a ser para algún moreno, joven latino neoyorquino, un tipo peligroso. No creía que iba a ser un tipo de Texas con el que acababa de hacer 'Amanecer rojo', que era muy mandón y gastaba bromas”, contaba en una entrevista en 'People'.

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”Jennifer no quería a Patrick. Nos suplicó que, por favor, cualquiera menos él. No se caían bien”, aseguró la guionista Eleanor Bergstein. "Estaba asustada y sabía que no tenía química con él. No sentía que fuera mi tipo de persona”, resumía Grey, que además se encontraba tensa ante la perspectiva de su primer papel como protagonista: "Quería asegurarme de que fuese bien".

Por si fuera poco, sus personalidades también eran muy distintas. El futuro protagonista de 'Ghost' era disciplinado, perfeccionista e intenso en los ensayos, mientras que ella se reía o interrumpía escenas cuando estaba nerviosa. No paraba de cometer errores que obligaban a repetir las tomas una y otra vez, mientras que él no podía disimular su hartazgo.

Risas y hartazgo

El coreógrafo de la película, Kenny Ortega, recordaba en 'Entertainment Tonight' que la escena en la que Johnny le enseña a bailar a Baby, la actriz no podía contener la risa cuando él le rozaba la axila. "Este momento en el que él le está haciendo cosquillas, literalmente ella estaba fuera de control. Estábamos en un edificio de metal. Hacía un frío glacial. Eran las cuatro de la mañana. Patrick estaba muy cansado y quería irse a casa. Y cada vez que lo hacía, ella se reía, y la expresión de su cara... Nadie dirigió eso", contaba. El director Emile Ardolino decidió mantenerlo así, incluida la cara de circunstancias de Swayze.

El actor, cuyo carácter también se agrió por culpa de una lesión en la rodilla durante la grabación, reconocía en su autobiografía, 'The Time of My Life', que no podía soportar la personalidad demasiado cambiante y emocional de Grey. A pesar de todo, ambos lograron canalizar esa incomodidad en una dinámica que benefició a la película, haciendo que la relación entre el sexy profesor de baile de dudosa reputación y la adolescente de familia bien pareciera más auténtica. La magia del cine tiene estas paradojas.