7 edificios, 10 dormitorios y un millón de recuerdos: a la venta la casa-santuario de David Lynch por 15 millones de dólares

Tras la muerte de Lynch en enero, sus herederos han decidido poner a la venta esta propiedad tan icónica
Dos matrimonios fallidos, su actual mujer y tres hijos: el entorno de David Lynch, fallecido a los 78
Que se haya puesto a la venta este lujoso complejo compuesto por cinco parcelas, con tres residencias, un estudio de cine, piscina y una arquitectura firmada por la familia Wright, marca el cierre simbólico de la etapa más íntima del genio de 'Twin Peaks'.
Apenas unos meses después de la muerte de David Lynch, que tuvo lugar en enero de 2025, su legendaria residencia de Hollywood Hills ha salido al mercado. Pero no se trata solo de una casa: es un enclave arquitectónico, un lugar en el que expresar su arte de distintas maneras, y lugar de culto para sus fans, que ha ido ganándose una reputación durante las más de tres décadas que ha estado en posesión por uno de los directores más influyentes e inclasificables del cine contemporáneo. El precio de salida no es baladí, y se sitúa en 15 millones de dólares. Su hija Jennifer ha compartido recientemente que al poner a la venta este conjunto de propiedades están cumpliendo con la voluntad de su padre, que quería que la propiedad se vendiera sin dividirse, tras su muerte, y que el dinero se repartiera a partes iguales entre su descendencia. Además, la intención de sus sucesores es que la compre alguien como su padre, un artista de algún tipo, que sea capaz de mantener su legado y aprovechar una propiedad que Lynch concibió para sí.
Un refugio hecho a medida de su mente
Ubicada en Senalda Drive, en el corazón de las colinas de Los Ángeles, la propiedad se extiende a lo largo de más de 9.000 metros cuadrados y está compuesta por cinco parcelas contiguas. En total, el complejo alberga más de 1.000 metros cuadrados de superficie habitable distribuidos en tres residencias principales, un estudio de producción, varias estructuras auxiliares, piscina, casas de invitados y un taller creativo.
El conjunto está listado por Marc Silver, de The Agency Beverly Hills, quien describe el lugar como “Un santuario creativo y un hito arquitectónico ofrecido con una procedencia como ninguna otra en Los Ángeles”.

Arquitectura firmada por los Wright
Uno de los inmuebles principales es la Beverly Johnson House, diseñada en 1963 por Lloyd Wright, hijo del legendario arquitecto Frank Lloyd Wright. Lynch la adquirió en 1987 y comenzó una transformación progresiva que combinaba restauración estética y ampliación creativa. En 1991, encargó a Eric Lloyd Wright, nieto del icónico arquitecto, el diseño de la piscina y del espacio habitable adyacente, que completan la armonía de un espacio que, en total, cuenta con siete estructuras, 10 dormitorios y 11 baños.
Más allá de su valor inmobiliario, el lugar tiene un peso específico en la trayectoria del director. Una de las estructuras, de diseño brutalista, albergaba su estudio de edición, sala de montaje y proyección, donde, según Architectural Digest, se editaron fragmentos de Mulholland Drive y se rodaron escenas de Carretera perdida. Es decir, que se trata de una propiedad que no solo fue hogar, sino también laboratorio creativo para una de las mentes inquietas más prólijas de los últimos tiempos
Los interiores de las casas conservan la impronta de su último dueño. Techos altos con vigas vistas, grandes ventanales que disuelven la frontera entre interior y exterior, rincones silenciosos y zonas abiertas al paisaje: el conjunto parece diseñado para escuchar los susurros del inconsciente, un motivo recurrente en el cine de Lynch. Los materiales elegidos, la paleta de colores terrosos y las estructuras semicirculares remiten tanto al racionalismo de la arquitectura californiana de los 60 como al simbolismo visual de su cine.
No es casual que el estudio esté revestido de cemento visto, que la piscina forme un rectángulo perfecto entre vegetación o que una de las casas tenga muros curvos que canalizan la luz como una instalación artística.

¿El último fundido a negro?
Esta venta se produce tras el fallecimiento del cineasta a los 78 años, y supone, más que una operación inmobiliaria, el cierre de una etapa vital. La residencia fue el escenario de su día a día durante más de tres décadas y, al mismo tiempo, un refugio inquebrantable frente a la exposición pública. No se han hecho declaraciones oficiales por parte de su entorno, pero la decisión de vender a través del David Lynch Family Trust refuerza la lectura de que este es el capítulo final de una casa que fue mucho más que un hogar.
Aunque a menudo se ha dicho que “el verdadero cine de Lynch ocurre dentro de su cabeza”, esta propiedad demuestra que también habitó en paredes concretas, líneas geométricas, jardines diseñados con precisión casi onírica. Por eso, se trata de mucho más que una simple compra-venta inmobiliaria, sino que se trata de un portal directo a la mente, vida y obra de uno de los visionarios más enigmáticos del mundo del cine.

