Dos mujeres, cuatro hijos y dos muertes trágicas que le atormentaron: la familia de Robert Redford, fallecido a los 89 años
El actor de 'El golpe' tuvo cuatro hijos de su primer matrimonio con Lola Van Wagenen
Robert Redford, el hijo del lechero que superó su alcoholismo y llegó a presidente de Hollywood
Pocos artistas han encarnado con tanta fuerza el ideal de estrella y artista comprometido como Robert Redford, fallecido a los 89 años en su casa de Utah. Actor carismático, director talentoso y visionario padrino del cine independiente, el considerado durante muchas décadas como el 'hombre más guapo del mundo' dejó una huella profunda en la industria del cine, pero al mismo tiempo su vida personal estuvo marcada por la pasión, la resiliencia, los momentos de dolor irreparable y el compromiso con los valores humanos.
Nacido en 1936 en un barrio humilde de Santa Mónica en plena Gran Depresión, Redford era el hijo de un lechero y un ama de casa. De niño era el único blanco de su pandilla, pero pronto descubrió que le interesaba más dibujar que meterse en líos callejeros. Cuando su madre falleció a los 18 años se sumió en una depresión de la que quiso salir viajando por toda Europa con lo puesto, España incluida. Volvió a EEUU decidido a ser actor.
Tres décadas de vida tranquila y familiar
En 1958, cando apenas empezaba a dar los primeros pasos en el mundo del cine, Redford se casó por el rito mormón con Lola Van Wagenen, una historiadora con la que compartió casi tres décadas de vida tranquila y familiar. Permanecieron juntos incluso cuando la fama de Redford empezó a crecer hasta niveles exagerados. De ese matrimonio nacieron cuatro hijos, no exento de tragedias. Tras 27 años juntos, en 1985 decidieron separarse, aunque de forma respetuosa y cordial.
El amor de madurez
Con los años, a Redford se le atribuyeron numerosos romances que hacían las delicias del papel couché. Se le relacionó con la diseñadora Kathy O'Rear, con la actriz Debra Winger, la modelo francesa Nathalie Naud y la brasileña Sonia Braga, pero fue con la artista multimedia Sibylle Szaggars con quien encontraría estabilidad. Se conocieron en los años 90, precisamente en el festival Sundance que fundó Redford, y se casaron en 2009. Aunque ella era 20 años más joven, le acompañó en numerosos proyectos artísticos y medioambientales y estuvo a su lado hasta sus últimos días.
Orgullo y dolor
Los cuatro hijos de Redford fueron su orgullo y su dolor. El primogénito, Scott Anthony, falleció en 1959, a solo 10 semanas de vida, a causa de un síndrome de muerte súbita infantil. Aquella desgracia le hizo sentirse culpable durante años. Para superar el dolor volvió a trasladarse a España con su mujer, concretamente en una casa perdida entre Mijas y Fuengirola. En 1960 nació Shauna, que se mantuvo siempre fuera del foco mediático, aunque es pintora y ha desarrollado su vida de manera independiente al cine.
El más cercano a los pasos de su padre fue James, 'Jamie', nacido en 1962. Cineasta, documentalista y activista medioambiental, dedicó su vida a contar historias sobre justicia social y ecología. Su muerte en 2020, a los 58 años, a causa de un cáncer, fue un golpe devastador para la familia. En varias entrevistas, Redford reconoció que el dolor de perder un hijo es algo que nunca desaparece, aunque se aprende a convivir con ello. Finalmente, Amy, nacida en 1970 también continuaría el legado artístico de su padre, trabajando como actriz, directora y productora y participando en varios proyectos independientes en la órbita de Sundance.
La familia de Redford creció con la llegada de los nietos: James tuvo dos hijos con su esposa Kyle, Dylan y Lena, quienes han heredado el compromiso de su padre y abuelo con causas sociales y ambientales. El clan familiar se extendió con los nietos de Shauna y Amy, que han preferido mantener un perfil bajo, alejados de toda exposición mediática.
Confidentes y amigos
Más allá de su familia, Redford cultivó amistades profundas que marcaron su carrera y su vida profesional. La más célebre fue la que le unió a Paul Newman, con quien protagonizó dos de los clásicos más queridos del cine de Hollywood, 'Dos hombres y un destino' y 'El golpe'. Su relación trascendió a la pantalla. Fueron confidentes y amigos hasta la muerte de Newman en 2008, aunque prefirieron no volver a trabajar juntos para no sobreexplotar su imagen como dúo.
Otra relación icónica fue la que mantuvo con Jane Fonda. Comenzó en los años sesenta cuando coincidieron en el rodaje de 'La jauría humana' y se extendió por varias películas, siendo la más recordada 'Descalzos por el parque', la comedia romántica por excelencia de los años 60. Con los años mantuvieron una amistad entrañable y volvieron a coincidir en 1979 ('El jinete eléctrico') y ya en plena madurez, en 2017, en 'Nosotros en la noche'.
Hoy que todos recordamos con admiración al eterno chico de oro de Hollywood, a una de sus últimas grandes leyendas, no está de más recordar al hombre detrás de la estrella; uno que, a pesar de las tragedias y los reveses, supo reinventarse a lo largo de los años como pareja, padre, abuelo y amigo.
