Viajar en avión estando enfermo: cuándo se puede prohibir

Hace unos días un hombre de 63 años fallecía en pleno vuelo abordó un Airbus A380 en Bangkok. El hombre subió al avión experimentando "sudores fríos" y dificultades respiratorias y acabó falleciendo pese a los intentos del personal de vuelo que trató de reanimarle. El caso ha generado las dudas muchos ciudadanos de si se puede viajar estando enfermo.

Las personas que están gravemente enfermas no pueden viajar en avión, pero, ¿qué pasa con las enfermedades menores, como un resfriado?

Cuidado con el cambio de presión

Hay que tener en cuenta la presión atmosférica. La humedad ambiental de un avión se mantiene en valores mucho más bajos de los que acostumbramos en tierra firme. Esto, en combinación con la menor presión atmosférica de las alturas, ocasiona ligeros dolores de cabeza en algunos pasajeros.

El problema surge cuando el pasajero sufre algún tipo de enfermedad, aunque sea leve. Durante el vuelo, los problemas de salud pueden agravarse. Si por ejemplo tenemos un resfriado, debemos comprobar que la compensación de la presión en nuestros oídos funciona, ya que sino al volar podremos sufrir un fuerte dolor de cabeza y en los casos más graves se puede llegar a romper el tímpano por la presión.

Si padeces fiebre los expertos recomiendan no viajar, ya que el cambio de presión también puede ser perjudicial y agravar tu condición.

Si enfermas tras volar en avión, tranquilo, suele pasar

Un estudio de la Fundación Nacional de ciencia de Suiza publicado por la web Muy Interesante demuestra que cuando una persona realiza un vuelo, el mes posterior a este es más propenso para caer enfermo. Se ha intentado justificar el malestar a los nervios del viaje, la visita de lugares exóticos, al "cambio de aires", sin embargo, esto se debe a la disminución del aire que respiramos durante los vuelos, que hace que tengamos más probabilidades de padecer enfermedades inflamatorias intestinales. Esto mismo ocurre cuando nos encontramos a grandes alturas sobre el nivel del mar.

Según Stephan R. Vavricka  y sus colaboradores, estar a 2500 o más metros por encima del nivel del mar provoca la inflamación del tejido digestivo. Esto no significa que cada vez que se vuele se enferma, sino que somos más propensos a "ponernos malos".

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