Las fronteras más curiosas del mundo: "Hay un pueblo que está en varios países a la vez"

El historiador Diego González nos presenta 'Historiones de la Geografía', un libro que muestra lo amplio, diverso e insólito que es el planeta que habitamos
Su infinita curiosidad le llevó a hacer zoom en el mapa y lo que encontró fue sorprendente
Estas cosas solo pueden descubrirlas a alguien como Diego González, un historiador madrileño al que siempre le ha fascinado, lo épico, lo absurdo; un hombre que, después de conocer al dedillo los lugares del mundo con todos sus accidentes geográficos, decidió hacer zoom en el mapa. Y entonces descubrió islas que desaparecen cada día, un pueblo con tres Nocheviejas, otro en el que todo el mundo vive en el mismo edificio, un hotel donde se duerme con la cabeza en un país y los pies en otro o una casa española que invadió Portugal al ampliar la cocina.
Con sus hallazgos, González inició hace casi dos décadas un blog que llamó Fronteras y hoy nos presenta su libro 'Historiones de la Geografía' (GeoPlaneta). Y tanto que son historiones, igual que su propia biografía. Con trece años, se escapó de una excursión escolar en la estación de esquí de Astún (Huesca) y caminó unos kilómetros hasta llegar a la adunada francesa. Su afán era salir al extranjero y, al encontrar una piedra de granito que indicaba dónde acababa su país, estiró el brazo todo lo que pudo y se dio por satisfecho.

Bajo la inspiración de Julio Verne
"Con esa edad -recuerda- empecé a preguntarme por las fronteras y el concepto tan alienígena de que una línea que ni siquiera se ve divida dos formas de ver el mundo, dos legislaciones, dos idiomas". Nos cuenta que, echando la vista, reconoce dos cosas que le marcaron de pequeño: 'La Vuelta al Mundo de Willy Fogg', una serie española de dibujos animados de los 80 basada en la novela de Verne, y un coleccionable para aprender sobre los países llamado 'El gran rally de la vuelta al mundo', en el que un grupo de pilotos competía en un rally tan loco que su primera etapa era París-Dakar".
Pero su primera gran sorpresa fue la existencia de Baarle, un pueblo que pertenece parcialmente a Bélgica y parcialmente a Holanda, pero no mitad y mitad, sino a trozos, como si fuera un puzle. "Hay muchos edificios y calles divididos y es un follón de fronteras, con trozos de un país dentro de otro país, y a su vez dentro del primer país, cosas así. No me parecía ni medio normal. Con los años he ido a ese pueblo cinco veces y hasta he llevado a mis hijos".
Cuanto menos se noten mejor
Hay que tener en cuenta que Diego nació mucho antes de que existiera internet. Los libros empezaron siendo su principal fuente. Tanta curiosidad le ha valido para formarse su propia visión del mundo, especialmente de las fronteras.
"Creo que son completamente necesarias, pero cuanto menos se noten, mejor. Las fronteras internas de Europa son un ejemplo en eso. Uno puede ir de Lisboa a Cabo Norte sin que le paren una sola vez, y eso es bueno, da sentimiento de pertenencia y de hermandad. En general, en Europa las fronteras son consecuencia casi todas ellas del derramamiento de hectolitros de sangre por cada kilómetro que se mueve la raya, así que se entiende que los gobiernos sean tan celosos con el tema: es lo que define su existencia. Sin fronteras no hay Estado".
En el libro menciona, por ejemplo, el caso de la isla Hans, "una enorme piedra muerta de asco que apenas quiebra la superficie del estrecho brazo de mar que separa Groenlandia de la isla canadiense de Ellesmere, a la altura del paralelo 80. Con toda probabilidad, es uno de los sitios más aburridos de la Tierra: está deshabitada, carece de fauna y el pueblo más próximo se encuentra a 600 kilómetros.
Sin embargo, tanto Canadá como Dinamarca ha protagonizado una batalla diplomática durante medio siglo para ver quién se quedaba con el peñasco más baldío. Fue la guerra más incruenta de la historia: la Guerra del Whisky". No está claro quién la empezó, pero tras décadas de guerra sin más víctimas que algún soldado resacoso, Dinamarca y Canadá llegaron a un acuerdo y se repartieron la isla como buenos hermanos. "¿Es la frontera más inútil del mundo? Sí. ¿La mejor? También".

Lo que ha comprobado es que las regiones fronterizas son lugares bastante fuera del mapa, pese a ser precisamente donde se genera la geografía y la geopolítica. "Para la gente que vive allí, muchas veces la frontera les cose con los vecinos del otro lado, porque tienen más en común con ellos la condición fronteriza que la condición nacional. Pasa incluso en las fronteras de países que no se llevan bien".
Esto ayudará a los clientes del Hôtel Arbez Franco-Suisse a no sentirse extraños. Este edificio de madera y piedra de tres plantas, a poco más de una hora en coche de Ginebra, tiene dos puertas. Por una se sale al pueblo de La Cure, "orgullosamente suizo"; por la otra a Les Rousses, "encantada de ser francesa". En la escalera, entre el primer y segundo piso, el undécimo escalón es territorio francés y el decimotercero ya es suizo. Y en la habitación 6, la cabecera de la cama está en territorio helvético, mientras que los pies reposarán en Francia. Todo por un extraño tratado que se remonta al siglo XIX.

Una cocina "sin papeles"
¿Y qué hay de la casa española que invadió Portugal al ampliar la cocina? "Justo donde termina La Fontañera, un pueblo cacereño en el que en invierno residen unas quince personas, empieza Portugal. Hasta que aparecieron las técnicas de medición modernas, muchos edificios estaban en un limbo jurídico, sin que se supiera muy bien a qué país pertenecían. Eran las casas de la duda. La que se lleva la palma es una de arquitectura rural que hasta 2023 funcionó como alojamiento y bar. En los años cincuenta, los dueños necesitaron más espacio y una cocina nueva. Al construirla, la casa entró en territorio portugués".
Así y hasta llegar a los váteres más bellos del mundo, en Nueva Zelanda, Diego ha reconstruido la Geografía de una manera insólita, pero bien documentada, con historias que tuvieron como primeros oyentes a sus padres, algunas descubiertas junto a algún "zumbado más", como sus amigos Javi, Coke y Jero.