La irónica procedencia de la expresión "andar con pies de plomo"

Tiene un origen literal en la práctica del buceo, donde los buzos utilizaban pies de plomo para sumergirse
El curioso origen de la expresión 'como Pedro por su casa'
MadridEl español es una legua en continuo movimiento, "las palabras nacen, crecen, se reproducen y jamás mueren", asegura Alfred López, escritor y divulgador de curiosidades en su libro "El listo que todo lo sabe ataca de nuevo. Palabras y palabros". Aunque hay palabras y expresiones que se usan muy poco, eso no significa que no tengan un pasado muy enriquecedor y un origen de lo mas peculiar.
Este idioma tiene muchos modismos o frases hechas que incluyen una de las partes del cuerpo más importante, el pie. “Levantarse con el pie izquierdo”, “no tener ni pies ni cabeza”, “pararle los pies a alguien”, “empezar con mal pie”, “ir al pie de la letra”, o “andar con pies de plomo”, son solo algunas de las expresiones más usadas. Muchas de ellas tienen un significado de lo más peculiar. En el cado de “andar con pies de plomo” hay que remontarse a hace siglos para entender plenamente el significado de la expresión.
Esta expresión se utiliza de forma coloquial para decir que una persona actúa con extrema precaución o sigilo, como si estuviera caminando sobre algo delicado o peligroso. Significa actuar con extrema cautela, precaución, y cuidado ante una situación, como si se estuviera caminando con pies pesados que hacer ruido o llamar la atención. Se utilizar para indicar se debe tener mucho cuidado al hacer algo, especialmente si hay riesgo de cometer un error o de ser descubierto. Por lo tanto, lleva implícito la necesidad de calma, de atención al detalle y de máxima precaución para no cometer un error que puede tener consecuencias negativas directas.
Origen metafórico
Para entender el significado completo de esta expresión hay que remontarse a hace siglos y acercarse al borde del mar, lugar en el que los buzos usaban trajes muy pesados, con botas (pies) de plomo para poder hundirse, nadar y trabajar bajo el agua.
Los usaban sobre todo aquellos que llevaban una escafandra, es decir, el traje de bucear completo incluyendo un casco herméticamente cerrado con cristal frente a la cara y los orificios para los tubos de respirar. Ese peso adicional les permitía mantenerse estables bajo el agua, caminar con seguridad sobre el fondo marino y evitar que la flotación descontrolada los empujara hacia la superficie. Allí abajo, donde la visibilidad es baja y cada movimiento cuenta, cada paso debía darse con sumo cuidado. Cuanto más plomo llevaban en los pies, más firmes eran sus pasos. Y más seguros estaban.
Cuando éstos realizaban trabajos en el fondo del mar o por la superficie de algún barco hundido, andaban con seguridad y el mejor método era llevando unos pesados zapatos recubiertos de plomo, lo que les daba estabilidad en el suelo. Caminar con este tipo de botas en el fondo del mar, no era tarea fácil y los buzos debían tener muy cuidado para no tropezar o hacer ruido.
La expresión "andar con pies de plomo" tiene un origen literal en la práctica del buceo, donde los buzos utilizaban pies de plomo para sumergirse y mantenerse en la profundidad deseada. La dificultad y precaución que implicaba caminar con estos pies se trasladó a la vida cotidiana para describir a alguien que actúa con extrema precaución y pasó a significar avanzar con cautela, precisión y mucha cabeza. Como si la vida fuera, a veces, un fondo marino lleno de riesgos invisibles.