Tendencias

El misterio del "efecto placebo": ¿Cómo es posible que una pastilla de azúcar pueda curar un dolor real?

placebo unsplash
Por qué funcionan los placebos. Unsplash
Compartir

MadridSon varias las situaciones en las que se emplean placebos, aunque la principal es en estudios clínicos, para probar la eficacia real de nuevos tratamientos. Suele darse la sustancia placebo al grupo de control y permite distinguir si la sustancia que se está probando tiene un efecto diferente o mayor a la que no contiene nada. 

Porque el placebo es eso, una sustancia que carece de acción terapéutica, aunque puede producir efectos favorables en el enfermo. No contiene sustancias químicas que puedan actuar sobre la enfermedad, como sucede con analgésicos, antibióticos o antiinflamatorios, de hecho suelen ser agua o azúcar, sin embargo, son muchos los casos en los que produce ciertos beneficios en el paciente. Esto es lo que se conoce como ‘efecto placebo’.

PUEDE INTERESARTE

Efecto placebo: ¿Cómo es posible que una pastilla de azúcar pueda curar un dolor real?

El efecto positivo que tiene sobre alguien un medicamento en el que se confía es lo que se conoce como efecto placebo, porque es habitual que estos sustitutos de los medicamentos, que no contienen sustancias químicas y que en principio no tendrían por qué servir, han aliviado dolores o mejorado el estado general del paciente. 

Los motivos por los que esto pasa se desconocen, no hay una explicación para ello más allá que los efectos psicológicos que tiene tomarse algo que esperamos que nos ayude. Esto no quiere decir que el paciente se esté inventando su mejora o esa reducción del dolor, porque si bien no hay una explicación para las causas, sí que hay pruebas que señalan que el placebo funciona. 

PUEDE INTERESARTE

Se han estudiado las reacciones del cerebro ante la toma de placebos a través de técnicas de neuroimagen y se ha visto que no solo se trata de una cuestión psicológica, que hay zonas del cerebro que se activan y se produce la liberación de neurotransmisores, sustancias químicas que tienen efecto sobre síntomas como el dolor, el estado de ánimo o la función motora. Que percibamos que nos encontramos mejor no siempre significa que estemos mejorando, que la enfermedad se está curando. 

No se conoce cómo actúa el placebo para obtener resultados, pero en el caso del dolor, se ha podido observar que, cuanto mayores son las esperanzas y expectativas que el paciente tiene en esa solución, mejores resultados se obtienen. Tras tomar el placebo se activan áreas del cerebro que están implicadas en la percepción y el control del dolor. A pesar de que el desencadenante no es real (e incluso cuando se sabe que no lo es), la respuesta bioquímica que se obtiene sí lo es. 

En ocasiones, el tratamiento con placebo influye positivamente en el paciente porque siente que está siendo cuidado y escuchado, lo que ayuda a que se reduzcan sus niveles de estrés y ansiedad. Algunas pseudociencias aprovechan este sentimiento y esperanza de los pacientes para intentar ofrecerles soluciones que carecen de base científica. Conviene recordar que el efecto placebo, si bien puede ser efectivo durante un tiempo, no cura enfermedades ni reemplaza los tratamientos médicos probados.