La fascinante explicación sobre por qué los soldados romanos usaban sandalias en vez de botas

No era una cuestión de coquetería, por lo menos no completamente, tienen una función práctica
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MadridUna de las sandalias que tienden a regresar a los escaparates cada cierto tiempo es la sandalia de tipo romana. Un diseño elaborado que suele consistir en varias tiras de cuero que se entrecruzan entre sí, dando como resultado una sandalia cómoda y que sujeta el pie.
Esto es algo que con el tiempo ha ido cambiando, no es un diseño único, se trata más de una inspiración. Una mirada actual a lo que pensamos o suponemos que era la moda de los antiguos romanos en cuanto a calzado y que ha llegado hasta nuestros días gracias a textos y obras de arte, pero que hemos adaptado y modernizado hasta nuestros días.
No es demasiado conocido, pues este es el calzado que más asociamos con los romanos, pero las sandalias no son el único diseño que empleaban, no siquiera el más habitual, sin embargo, es el que llevaban los soldados, algo bastante sorprendente, pues unas sandalias no parecen la mejor elección si lo que se busca es protegerse.
Por qué los soldados romanos usaban sandalias en vez de botas
Lo cierto es que los soldados no usaban sandalias como tal. De hecho, las sandalias en la antigua roma eran empleadas principalmente para estar dentro de casa.
Los soldados, igual que los campesinos y los jornaleros, usaban las denominadas caligae, un calzado que se podría considerar que está a medio camino entre las botas y las sandalias porque son botas de cuero con cordones anchos que se usaban para ajustar el calzado a los tobillos, pero dejaban al aire los dedos de los pies, lo que habitualmente asociamos con las sandalias. El empeine y el tobillo quedaban cubiertos.
En caso de que fuera necesario a causa de las temperaturas se empleaban con calcetines, pero generalmente se llevaban solas, porque permitían la ventilación de los pies durante las largas caminatas de los legionarios. Solían estar cortadas en una sola pieza de cuero y en las suelas se ponían tachuelas de cobre o hierro, que se distribuían de la manera que considerara el zapatero, porque solían hacer dibujos o diseños propios. Su finalidad, más allá de la artística, era aumentar el agarre de las caligae, haciendo que fueran más seguras y prácticas durante la marcha.
Con el tiempo se ha demostrado que, gracias a esta técnica, se podían andar cientos de kilómetros sin que el zapato se estropeara. Protegían la suela, que era de cuero, y mejoraban el agarre del zapato, aunque no eran lo más indicado para terrenos y superficies lisas, porque en ese caso resbalaban. Sí que eran ideales en terrenos embarrados o en los que se ha derramado sangre, algo que los soldados necesitaban.
También eran prácticas en otros sentidos durante la batalla porque podían usarse como armas, hiriendo al enemigo al darle una patada, o también como sistema para amedrentar. Una gran cantidad de soldados con este calzado y caminando al unísono hacía un ruido que ya avisaba el enemigo de lo que le esperaba. Si buscaban ser más silenciosos, empleaban otras sin tachuelas.

