¿Por qué los lápices son amarillos? Una decisión de marketing que se volvió estándar
Antes los lapiceros solían ser de madera natural o de colores oscuros, como el marrón o el rojo
Colores en las paredes de casa: lo que le pasa a tu cerebro según el que elijas
MadridCada vez es más habitual que los estuches estén llenos de color. Hay gomas de borrar de todas las formas y modelos, también hay bolígrafos que pintan en todos los colores, incluso algunos tienen brillo, también hay lapiceros para todos los gustos… pero esto no siempre ha sido así, o por lo menos durante mucho tiempo no fue la norma.
Si alguien nos pide pensar en un lapicero y describirlo, es más que probable que señalemos que es de color amarillo, porque este es el tono que asociamos con ellos. Una decisión consciente por parte de un equipo de marketing que se convirtió en algo habitual y pasó a ser la norma, pero ¿de dónde viene esto? ¿Por qué se llegó a esta conclusión? ¿Qué hay detrás de la decisión de que los lapiceros fueran de color amarillo?
¿Por qué los lápices son amarillos?
Esto no es así con todos los lapiceros, seguro que si sacas el tema en una conversación alguien señala que los suyos siempre fueron verdes o que nunca en su vida vio un lapicero de color amarillo. Más allá de la experiencia personal de cada uno, lo cierto es que este color se convirtió en estándar para los lapiceros porque una decisión de marketing pasó a ser norma general.
Por supuesto, esto no quiere decir que todos los lapiceros sean de este color, que no existan lapiceros con otros diseños o que el que tienen en tu estuche con un diseño de princesas sea menos válido como lapicero. Solo señala que, durante un tiempo, que los lapiceros fueran de color amarillo era lo más frecuente… y tiene una explicación.
Antiguamente, los lápices no tenían color, su estructura de madera se dejaba natural, a no ser que se quisiera disimular sus imperfecciones, en cuyo caso se solían escoger colores oscuros. También solía usarse un grafito de origen británico.
A finales del siglo XIX, la empresa checa Hardtmuth Pencil quiso fabricar los mejores lápices del mundo. Empleó grafito extraído de minas en Siberia y quiso diferenciar su producto para la Exposition Universelle de París en 1889, por lo que quiso que sus lapiceros tuvieran color. Los tonos oscuros estaban descartados, sus lapiceros no tenían imperfecciones que ocultar, por lo que los pintaron de amarillo, un color asociado con la riqueza y la realeza en China, país que hacía frontera con Siberia. Con la calidad.
El diseño de lapicero, al que llamaron Koh-I-Noor, en honor a un famoso diamante, fue una manera de mostrar que su producto era superior, no solo a través de la calidad de su grafito, también aprovechando lo que el color amarillo evocaba en los posibles compradores. Fue un éxito y con el tiempo otras empresas apostaron por hacer lo mismo, tanto a la hora de escoger color para su lapicero como al ponerles nombres de inspiración oriental.
El color amarillo en los lapiceros pasó a estar asociado a su calidad y por eso la mayoría de los lapiceros eran de este color. Actualmente, ya no es así, por lo que no es raro que los lapiceros sean de cualquier color.
