Dirigir a tu propio hijo es un arma de doble filo por la gestión de sentimientos, exigencias y suspicacias que conlleva
El vástago debe lidiar con las sospechas de nepotismo y, al mismo tiempo, aglutinar más méritos que el resto de compañeros
Carlos Sainz Jr. ya tiene su primera victoria en F1: las otras grandes sagas padre-hijo del deporte español
Salvo que se trate de un negocio familiar, no es frecuente que un hijo trabaje codo con codo con su padre. Y tampoco es habitual verlo en el mundo del fútbol. Pero a lo largo de la historia sí ha habido ejemplos de futbolistas profesionales entrenados por sus progenitores. El último caso es el de Giuliano y Diego Simeone en el Atlético de Madrid. En general, que un técnico comparta vestuario con su hijo es un arma de doble filo, ya que es complicado gestionar los sentimientos, las exigencias y las suspicacias que se generan.
Para empezar, siempre va a haber incómodas sospechas de nepotismo, que se van a acrecentar si el jugador no cumple con las expectativas. Y al mismo tiempo el hijo está obligado a aglutinar más méritos que el resto de compañeros para justificar su presencia en la plantilla. La lupa mediática está más encima y cualquier detalle o gesto va a ser más comentado. ¿El entrenador le está concediendo demasiados minutos a su hijo? ¿Le sustituye siempre el primero incluso cuando lo está haciendo bien? Entre quedarse corto o pasarse en su trato con el profesional, el técnico puede optar por la primera opción, aún a riesgo de resultar injusto.
Marcando distancias en público
En el caso de los Simeone, el 'Cholo' ha elegido marcar distancias con Giuliano en público desde que lo incluyó en la primera plantilla del Atlético el pasado verano. Evita todo tipo de situación o imagen que muestre complicidad. De hecho, llegan por separado a los entrenamientos y se marchan cada uno por su lado sin ninguna despedida especial. Cuando su hijo marcó en un partido trascendental de Champions League se contuvo en la banda más de lo habitual en alguien tan efusivo como él.
Tampoco se siente especialmente cómodo en las ruedas de prensa hablando de su vástago, incluso aunque éste está callando bocas. El pequeño de los Simeone firmó su primer doblete como rojiblanco ante el Getafe este martes para brindar el pase rojiblanco a las semifinales de Copa, pero su padre se mostró comedido ante los periodistas: "Siempre que nos ha pasado que los chicos de la cantera lo hacen bien es una ilusión para nosotros, para los que los vimos crecer".
El 'Cholo' se extendió algo más tras la gran actuación de su chico en el Salzburgo Arena, dejando entrever algo parecido al orgullo: " Está en un momento muy lindo, muy bueno, lo que destaco más de él es su energía, es diferencial. Transmite algo que es muy difícil de ir a comprar, lo tienes o no lo tienes (...) Luego tiene cosas para mejorar y crecer, pero esa energía ojalá la pueda sostener y mantener porque va a ser importante para su vida".
Zidane y la exigencia con Enzo y Luca
No es la primera vez que un entrenador de fútbol tiene que dirigir a sus hijos. Todavía está reciente el recuerdo de Zinedine Zidane con dos de sus vástagos. A la leyenda gala le "parecía bonito" poder trabajar con ellos, pero no oculta que era "más exigente". Primero coincidió con Enzo en el Real Madrid Castilla y después le hizo debutar en el primer equipo, en un duelo de Copa del Rey en 2016 ante la Cultural. El chico marcó aquel día, pero no hizo carrera en el club blanco. Dejó las categorías inferiores en 2017 y, tras pasar por Alavés, Lausanne, Rayo Majadahonda, Aves, Almería, Rodez Aveyron y Fuenlabrada, colgó las botas con 29 años.
Después 'Zizou' hizo debutar en el Real Madrid a Luca, su otro hijo, que jugaba como portero. Lo hizo en el Estadio de la Cerámica ante el Villarreal en 2018 y encajó dos goles. “Luca está aquí por méritos propios”, defendía el astro galo ante las acusaciones de 'enchufismo' que proliferaron por entonces. El guardameta fue cedido al Racing de Santander en 2019 y ya no volvería a jugar con la camiseta del Madrid.
Jordi Cruyff, a la sombra del padre
Otro ejemplo muy conocido es el de los Cruyff. Johan fue una leyenda del fútbol mundial, tanto como jugador como en su etapa como entrenador en el FC Barcelona. Su hijo Jordi jamás pudo acercarse un poco a la trayectoria del padre, pero ambos coincidieron en el club azulgrana durante dos años en los que no hubo buenos resultados. Ambos salieron de la entidad culé a la vez en 1996. Tras su salida de la ciudad condal, Cruyff hijo jugó en el Manchester United, Celta, Alavés y Espanyol, antes de irse a la liga ucraniana y finalizar su carrera en Malta.
Míchel y Adrián, dupla en tres equipos distintos
Un caso parecido es el de Míchel, mito del Real Madrid de los 80, y su hijo Adrián González. Ambos coincidieron como entrenador y jugador en Castilla, Getafe y Málaga. Los resultados nunca les fueron favorables. De hecho, el técnico llegó a decir que Adrián "fue despedido por ser mi hijo", después de que el Getafe no renovara su contrato tras una mala temporada. Y en el Málaga fue el padre quien tuvo que salir por la puerta por los malos resultados.