Bienestar

España tendrá las regiones más envejecidas de Europa en 2050

España sufrirá un envejecimiento de su población de cara a 2050. Freepik
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El futuro demográfico de Europa no es precisamente una riada de buenas noticias, pero en concreto hay una mancha que salta a la vista, la de una España que se tiñe de gris envejecido. Según las proyecciones publicadas por la oficina estadística europea, varias comunidades autónomas españolas ocuparán el podio de las regiones con mayor mediana de edad de todo el continente en el año 2050. 

No es una advertencia que nos pille por sorpresa, pero hoy sí que resulta más clara, con un norte de Europa que modera su envejecimiento, y el sur, con España e Italia a la cabeza, acelerando hacia una configuración poblacional sin precedentes. De hecho, se espera que el 95% de las regiones de Europa tengan una mayor media de edad, con la lista de regiones con incrementos más elevados también incluyendo zonas de España, como Extremadura.

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El informe interactivo de Eurostat sitúa a varias comunidades y provincias españolas entre las más envejecidas de la Unión Europea a mediados de siglo. En concreto, se espera que para 2050 el Principado de Asturias, con 59,1 años, y Castilla y León, con 57,9 años, sean los territorios más envejecidos del continente

Si nos fijamos en ciudades concretas, la cosa cambia un poco, con provincias como Zamora, Ourense, Lugo o Ávila que tendrán edades medianas superiores a los 55 años, y en algunos casos , como sería el de Zamora, podrían rozar los 63. Esto significa que más de la mitad de sus habitantes superarán esa edad en apenas 25 años. De la misma forma, las zonas más jóvenes de España serán Ceuta y Melilla, con medias de 36.6 años y de 42.2, respectivamente

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Los desalentadores datos de España hoy

Ya hoy uno de cada cinco españoles tiene más de 65 años. Pero el dato no se reparte por igual: en provincias como Soria o Teruel, la proporción de mayores supera el 27%, según datos actualizados del INE. La tendencia es clara: al observarse una caída de la natalidad, la prolongación de la esperanza de vida y el éxodo de jóvenes hacia las grandes capitales están configurando un país donde en muchas regiones los abuelos superan en número a los nietos. Según las proyecciones del Instituto Nacional de Estadística, en 2050 España tendrá un 30% de mayores de 65 años, con un total de casi 15 millones de personas en esa franja.

Pero si el envejecimiento ya es un hecho, el futuro inmediato agrava el retrato. El Real Instituto Elcano advierte que mientras otros países europeos estabilizarán su pirámide demográfica en las próximas décadas, España continuará su deriva hacia una sociedad mayoritaria de sénior hasta bien entrado el siglo XXI. En su análisis comparado sobre envejecimiento, el think tank español destaca cómo la ausencia de una estrategia nacional frente a la despoblación y la falta de relevo generacional en muchos territorios agravan un fenómeno que, lejos de ser marginal, marcará el desarrollo económico del país.

Este cambio de perfil no se mide solo en años. Se traduce en menos trabajadores por cada jubilado, en más presión para los sistemas públicos de pensiones y salud, y en un desafío casi estructural: cómo mantener vivo el tejido económico y social de provincias enteras donde pronto habrá más bastones que mochilas escolares. El ratio de población en edad de trabajar frente a mayores caerá drásticamente: si hoy hay unas 2,6 personas activas por cada jubilado, en 2050 apenas serán 1,6..

En regiones especialmente golpeadas por la emigración juvenil, como Castilla y León o Galicia, el envejecimiento será más acentuado. La combinación de baja natalidad, retorno rural limitado y falta de oportunidades laborales convierte a estas zonas en escenarios donde el futuro ya está ocurriendo. Municipios enteros sin niños, cierres de escuelas por falta de alumnos, centros de salud con plantillas envejecidas… La fotografía es clara y dolorosa.

Un cambio que afectará a todos los niveles

No se trata solo de números. Se trata de cómo viviremos. De si nuestras ciudades y pueblos estarán preparados para una mayoría de población que requerirá más atención médica, más cuidados a largo plazo, más accesibilidad, más soporte emocional, más servicios públicos adaptados. Y también de si habrá manos suficientes para ofrecer ese cuidado.

Frente a este horizonte, los expertos insisten en la necesidad de actuar sin demora. Una política fiscal que incentive la natalidad y el arraigo rural, migraciones reguladas que rejuvenezcan la pirámide, impulso decidido al teletrabajo como estrategia de repoblación, y una transformación profunda del sistema de atención a la dependencia, son algunas de las propuestas que ya están sobre la mesa. Pero requieren voluntad política y visión a largo plazo.

En definitiva, la España de 2050 no será un país con muchos mayores. Será, directamente, un país de mayores. La pregunta no es si ocurrirá, sino cómo nos prepararemos para vivirlo con dignidad, cohesión y equilibrio. Y cuanto más tardemos en responder, más difícil será revertir la desconexión entre las grandes ciudades dinámicas y el resto del territorio que envejece y se vacía.

La vejez, como la lluvia, no debería pillarnos sin paraguas. Ahora aún estamos a tiempo.