Ahorro

¿Vale la pena comprar a plazos sin intereses? Lo que no te cuentan de esta fórmula tan popular

Preparando los plazos para un pago sin intereses
Preparando los plazos para un pago sin intereses. Getty Images
Compartir

En apariencia inofensiva, la adquisición de cualquier artículo a plazos y sin intereses, también conocido como el modelo BNPL (Buy Now Pay Later), ha conquistado el consumo moderno. Su propuesta de valor es inequívoca, y nos permite comprar bienes de elevado coste sin tener que preocuparnos por los intereses de la deuda. Pero, ¿realmente compensa financiero y legalmente? La respuesta exige examinar detalladamente los incentivos, costes ocultos y el marco regulatorio vigente.

La ilusión del “0 % de interés”

Los planes comerciales “sin intereses” funcionan gracias a un acuerdo entre un comercio y la entidad emisora de tarjetas. De esta forma, quien paga el coste financiero es el vendedor, no el cliente, pero solo si el comprador satisface puntualmente todas las cuotas. Esto significa que el “interés cero” desaparece si hay mora, y los cargos pueden replicar los de un crédito tradicional.

PUEDE INTERESARTE

La modalidad resulta llamativa cuando el bien es necesario y no hay liquidez inmediata. Pero tal y como advierten agrupaciones de consumidores, sin la planificación adecuada esta práctica puede derivar en un sobreendeudamiento. El fácil acceso y la aparente ausencia de intereses alimentan decisiones impulsivas, especialmente entre jóvenes.

Cobertura legal y límites de protección del consumidor

En España, estas fórmulas están sujetas a la Ley 16/2011, de contratos de crédito al consumo, que impone obligaciones estrictas de transparencia, derecho de desistimiento y evaluación de solvencia previa. Este contrato debe permitir al consumidor rescindir en los primeros 14 días naturales sin penalización, incluso si ya recibió el bien.

PUEDE INTERESARTE

Adicionalmente, las reformas vinculadas a la Directiva europea 2023/2225 amplían la protección a modalidades sin intereses, obligando a registrar prestamistas y establecer límites máximos de coste total, con transposición prevista antes de noviembre de 2026.

También se discuten actualmente en España topes jurídicos a tipos de demora elevados, afectando incluso al sector BNPL y tarjetas revolving, cuyos intereses abusivos han alcanzado hasta el 5.000 % en casos extremos.

Ventajas reales y riesgos sistémicos

La principal ventaja es la liquidez inmediata sin intereses añadidos, lo que facilita acceder a productos de valor como electrodomésticos, mobiliario o tecnología. Estos modelos permiten planificar gastos y evitar sobrecargas financieras si se usan con control.

No obstante, el riesgo mayor reside en los cargos por impago. Aunque el tipo nominal sea 0 %, la entidad puede aplicar comisiones de retraso o incrementar el TAE en caso de incumplimiento, lo que desvirtúa totalmente la propuesta de “sin intereses”.

Además, un uso prolongado de estas compras puede saturar la línea de crédito disponible, reduciendo capacidad de maniobra para emergencias financieras.

La compra a plazos sin intereses puede ser un recurso útil si se emplea inteligentemente: permite aumentar la liquidez, acceder a bienes costosos de forma planificada y evitar recurrir a líneas de crédito con interés. Pero su atractivo puede volverse peligroso ante la falta de control: cargos escondidos, acumulación de pagos y compromisos financiero a largo plazo que pueden minar tu salud económica. La normativa protege, pero no elimina el riesgo de uso irresponsable. Al final, el beneficio real no radica en el “0 % de intereses”, sino en la disciplina personal, el cálculo racional y la lectura atenta del contrato que aceptas.