Navidad

Cómo identificar tus gastos invisibles y evitar que la Navidad te hipoteque la cuesta de enero

Las navidades son época de gasto descontrolado. GETTY IMAGES
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Cada español tiene previsto gastar una media de 796 euros esta Navidad, bien sea en regalos, comidas especiales o lotería, según una encuesta de la OCU. Y más de la mitad admite que siempre se deja más dinero de lo que había planeado. Estos gastos se producen, además, cuando se registran récords de inflación, con un 3,1% en octubre, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). En este contexto, la gran pregunta es cómo ahorrar al máximo sin por ello dejar de disfrutar de las fiestas, los regalos y las compras.

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"Lo que de verdad desequilibra a muchas familias en Navidad es llegar a diciembre sin presupuesto ni planificación: no saber qué se quiere comprar ni cuánto se puede gastar", explica Elisabet Ruiz Dotras, profesora de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC. Por ello es importante saber identificar los 'gastos invisibles' (hormiga, vampiro, fantasma), esos pequeños gastos aparentemente insignificantes que pasan desapercibidos en el día a día pero que se acumulan con el tiempo y merman considerablemente nuestro presupuesto.

El riesgo en las navidades aumenta en hogares que no llegan a final de mes o no pueden ahorrar de forma regular. "El problema está en las familias que viven al día, llegan justitas a final de mes y no tienen margen de ahorro", explica la experta en finanzas. Por eso, su principal recomendación es tan simple como exigente: no empezar diciembre sin números.

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Presupuesto 50-30-20

Lo primero que hay que tener claro es en qué se ha ido el dinero. Conviene descargar los movimientos bancarios e identificar cuánto se ha destinado a gastos básicos de luz, agua, gas y vivienda, qué gastos son para alimentación y qué otros gastos son imprescindibles, como el colegio de los hijos. A partir de ahí, Ruiz Dotras propone clasificar los gastos en tres bloques:

  • Gastos básicos: vivienda, suministros, alimentación, educación, transporte necesario.
  • Ocio y gastos personales: ropa, peluquería, masajes, gimnasio, salidas, caprichos.
  • Ahorro.

La regla de referencia para tener unas finanzas saneadas es el esquema 50-30-20. De modo que en torno a un 50% del ingreso mensual de destine a los gastos básicos; aproximadamente un 30% al ocio y gastos personales; y un 20% vaya a ahorro. La clave, sobre todo en el periodo navideño, está en revisar siempre el bloque de ocio y gastos personales, porque es ahí donde suelen esconderse los gastos hormiga, vampiro y fantasma. Si ese tercio del ingreso mensual se suma a una cuentas ya tensionadas, la cuesta de enero será aún más empinada.

Crédito y compras a plazos

Comprar a crédito en Navidad no es intrínsecamente malo si se hace de manera responsable, pero puede ser perjudicial si conduce al sobreendeudamiento. El principal problema radica en el uso descontrolado que genera intereses elevados y deudas difíciles de pagar durante meses, advierte Ruiz Dotras. "Los pagos a plazos pueden ser una buena opción siempre que su coste sea mínimo y tengamos una planificación clara para devolverlos. El problema es pedir crédito sobre crédito porque ya no llegamos a final de mes", apunta.

Para la experta de la UOC el crédito solo está realmente justificado en casos de emergencia real. Cuando se suceden averías y accidentes imprevistos, o en caso de que no haya liquidez disponible. También si se trata de algo muy costoso como una vivienda. "Si alguien es capaz de pagar una compra a crédito, también podría haber ahorrado ese dinero antes y hacerla más tarde sin crédito, pagándola más barata porque se ahorra los intereses", explica.

Hacia la cultura del ahorro

Ruiz Dotras también apunta a un problema más estructural, relacionado con el tipo de sociedad que queremos ser. "Hoy, la mayoría gasta y, si sobra algo, ahorra. Nos estamos convirtiendo en una sociedad orientada al gasto, mientras que nuestros padres fueron gente ahorradora. Las nuevas generaciones corren el riesgo de ser generaciones endeudadas y de parecerse cada vez más a la sociedad norteamericana", alerta.

Frente a este carpe diem, la expertta defiende pensar en el medio y largo plazo, especialmente en la jubilación, cuando ya hay poco margen de reacción; no justificar el consumo impulsivo con la precariedad del mercado laboral o inmobiliario; y trabajar el vacío emocional y la adicción a las redes no con compras materiales sino reforzando la salud financiera.