Hace pocas semanas señalaba que en poco más de diez años habría que pensar en otro sistema para pagar las pensiones. Es una de las primeras voces relevantes que ha puesto el dedo en la llaga. El sistema actual no da para más. El secretario de Estado de Seguridad Social, Octavio Granado, se ha convertido en el pepito grillo de las pensiones. Ahora, muchos respiran por el aumento de las mismas en base al IPC y otros piden subir la renta mínima a algo más de 1.000 euros. No es sostenible porque las noticias siguen siendo dramáticas.
Granado ha vuelto a encender todas las alarmas al comparecer comparecido hoy ante la comisión parlamentaria de Pacto de Toledo, donde ha asegurado que la llamada "hucha de las pensiones" cuenta con "algo más de 8.000 millones de euros". Granado ha explicado que el fondo de reserva está invertido en activos de deuda pública que tienen una rentabilidad negativa desde mediados de 2017, "equiparable a la que tenía a principios de 2003", por lo que su situación actual "es de todo menos halagüeña".
La cartera de activos están invertidos exclusivamente en deuda pública española con vencimientos a muy corto plazo, que ha tenido en el último año rentabilidades negativas desde el 0,1 % y el 0,4 %. Granado ha atribuido esta política de inversión al anterior Gobierno del PP y ha asegurado que "habría sido posible tener otras previsiones" más "razonables", invirtiendo una parte a largo plazo y otra parte a corto, algo que "habría exigido tener una planificación".