Piscinas

Tu comunidad de vecinos puede prohibirte el acceso a la piscina de tu edificio: los casos

Piscina comunitaria en una zona residencial
Piscina comunitaria en una zona residencialPEXELS
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Con la llegada del verano y las altas temperaturas que lo acompañan, tener una piscina en el edificio se convierte casi en un lujo imprescindible. Refrescarse sin salir de casa, compartir momentos con la familia o disfrutar de un baño después del trabajo son placeres que muchos valoran enormemente.  

Sin embargo, lo que no todos saben es que ese acceso puede no estar garantizado si no se cumplen ciertas condiciones establecidas por la comunidad. 

Sí, así como lo lees: tu comunidad de vecinos podría prohibirte el acceso a la piscina del edificio. Aunque suene exagerado, esta medida tiene respaldo legal y suele aplicarse en situaciones más comunes de lo que imaginamos.

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El uso de la piscina no es un derecho absoluto 

Tener una piscina en la comunidad no significa que todos los vecinos puedan usarla sin limitaciones. De hecho, el uso de estas instalaciones está regulado por normas internas aprobadas por la propia comunidad de propietarios. Y aunque parezca algo informal, esas reglas tienen validez legal si están recogidas en los estatutos comunitarios. 

En muchos edificios es habitual encontrar carteles junto a la piscina con una lista de normas básicas: ducharse antes de entrar, evitar comidas en la zona, no correr, no utilizar objetos flotantes grandes o respetar los horarios. Lo que tal vez no sepas es que no cumplir con esas reglas puede hacer que tu comunidad de vecinos te prohíba el acceso a la piscina. 

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Lo que dice la Ley de Propiedad Horizontal 

La posibilidad de que la comunidad de vecinos pueda prohibirte el acceso a la piscina del edificio está contemplada en la Ley de Propiedad Horizontal (LPH). El artículo 6 establece que las normas internas de la comunidad, si están debidamente aprobadas, son de obligado cumplimiento para todos los propietarios y usuarios.  

Esto significa que si alguien las incumple de forma reiterada, puede enfrentarse a consecuencias, incluida la restricción del uso de instalaciones comunes. 

Más aún, el artículo 7.2 de la misma ley indica que no está permitido llevar a cabo actividades molestas, peligrosas o ilícitas que puedan afectar a los vecinos o al propio edificio.  Esto incluye conductas dentro de las zonas comunes como la piscina, por lo que la comunidad de vecinos podría prohibirte el acceso a la piscina si considera que tu comportamiento encaja en alguno de estos supuestos

Acceso condicionado al cumplimiento de normas 

Además del comportamiento, existe otro motivo habitual por el cual una comunidad de vecinos puede restringir el uso de la piscina: la falta de pago de las cuotas comunitarias. Si un propietario no está al corriente de sus obligaciones económicas con la comunidad, esta puede limitarle el acceso a servicios no esenciales, como la piscina o el gimnasio. 

De este modo, tu comunidad de vecinos podría prohibirte el acceso a la piscina de tu edificio si acumulas impagos o si incumples las normas comunes establecidas para preservar el buen uso y disfrute de todos. Esto se considera una medida proporcional y legal para fomentar la convivencia y el respeto mutuo entre vecinos. 

No se trata de castigar, sino de mantener el orden 

Las normas no están para incomodar, sino para garantizar que todos podamos disfrutar de las instalaciones de forma segura y agradable. Una piscina comunitaria mal gestionada puede convertirse rápidamente en un foco de conflictos, especialmente en verano, cuando su uso es más intenso. Por eso, muchas comunidades optan por regularlo con firmeza. 

Prohibir el acceso a la piscina no es una medida arbitraria ni punitiva, sino una herramienta que la comunidad puede utilizar para corregir comportamientos que afecten al bienestar común. En este sentido, el respaldo legal es claro, y se considera que el disfrute de la piscina debe estar ligado al cumplimiento de las normas.