En el año 2007, un hogar medio en España consumía cerca de 4.000 kWh al año, y, pese a ser un país templado, solo invertíamos un 1% en el aire acondicionado. Sin embargo, esas cifras han variado en los últimos años, sobre todo con el aumento de la temperatura y de las olas de calor, que como el año pasado, dispararon las ventas, tanto de las instalaciones de tipo partido (los que el condensador está en el exterior y el evaporador, en el interior), los compactos, así como los pingüinos, los ventiladores de techo y móviles.
En numerosas zonas del sur, como Andalucía y Murcia, y Cataluña la demanda eléctrica se ha desplazado del invierno al verano debido a la utilización de este tipo de refrigerios. Una década después, el consumo para refrescar nuestras casas representa un 11% de lo que invertimos en la cuenta energética y, según datos de la Asociación de Fabricantes de Equipos de Climatización (AFEC), la demanda de aparatos de aire acondicionado superan las 600.000 unidades al año.
A las puertas de la subida del termómetro, está bien que repasemos cuánto cuesta estar fresquito en un hogar medio. Según Factor Energía, una de las comercializadoras del sector, el aire acondicionado no es un sistema barato precisamente, máxime si lo comparamos con un ventilador. No obstante, advierten que las nuevas generaciones, sobre todo las que cuentan con energía inverter, hacen un uso más eficiente de la energía porque mantienen la temperatura estable sin tener que encender y apagar el aparato cada vez que sientes las gota de sudor en tu frente.
Gasto acondicionado estándar
Según un calculo orientativo realizado por los expertos de esta empresa, en un hogar con un aparato estándar, que necesita un consumo de 2000W (2KW) la hora, si lo mantenemos encendido ocho horas aproximadas (16 KW) y lo multiplicamos por los 0,122699 euros que cuesta cada kilovatio con la tarifa eléctrica fija, estaremos ante un gasto diario de 1,963184 al día, es decir casi 59 euros al mes.
Hay que tener en cuenta que esta estimación está realizada sobre una media de ocho horas, sin embargo, los días laborales, si quitamos las aproximadamente siete horas que dormimos de media, y que solemos llegar a nuestros domicilios entre las 19 y las 21 horas a casa, esta cantidad se reduce a la mitad (29 euros).
¡Ojo los fines de semana y grados de menos!
No obstante, el gasto se dispara los fines de semana porque pasamos más tiempo en nuestras viviendas, y, por lo tanto, son más las horas que los acondicionadores están encendidos, según los expertos, una media de dos horas más, por lo que solo en dos días nuestra factura se puede incrementar en torno a doce euros. ¡Ojo con bajar los grados!
Tal y como advierte la Asociación Técnica Española de Climatización y Refrigeración (Atecyr), cada grado menos supone un 8% de aumento en tu factura, y lo más óptimo es que mantengas una temperatura estable y no hagas que el aparato arranque desde una temperatura muy baja porque consumirá mucho más.
Ventiladores, mucho más económicos
Si eres de los que prefieres apañarte con un ventilador, tu factura de la luz apenas lo notará, porque este tipo de aparatos, que suelen necesitar poco más que 55W, consumen 440 vatios la hora, que, multiplicado por los 30 días del mes son poco más de 13KW hora y por la tarifa que especificábamos con anterioridad serían poco más de 1,5 euros mensuales. Incluso teniéndolo encendido las 24 horas del día no alcanzará los cinco euros, así que la diferencia de gasto entre ambos aparatos es indiscutible.
Los de techo gastan como una bombilla
En los últimos, la demanda de los ventiladores de techo se ha incrementado. Según la organización el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), este tipo de aparatos gastan hasta un 90% menos que los aires acondicionados. Para muchos son una forma económica y efectiva de reducir el coste de energía durante los meses de más calor, incluso a alta velocidad un ventilador consume menos electricidad que un foco de 100W y a baja velocidad ni siquiera alcanza los 15w, menos que las bombillas de bajo consumo.
La temperatura de confort en verano: la adaptación del cuerpo a las condiciones climáticas del verano y el hecho de llevar menos ropa y más ligera, hacen que una temperatura de 26ºC en esta época sea más que suficiente para sentirse cómodo en el interior de una vivienda. En cualquier caso, una diferencia de temperatura con el exterior superior a 12ºC no es saludable.