Un estudio publicado en la revista 'Geophysical Research Letters', llevado a cabo por el investigador español Juan Jesús González, de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), muestra cómo será, con las condiciones climáticas del futuro, el desarrollo de medicanes en el Mediterráneo. Para hacerlo se ha servido de modelos anteriores creados por científicos estadounidenses para el análisis de huracanes.
Y las conclusiones son claras: aunque se producirán menos, serán más destructivos.
La razón está en que el mar Mediterráneo se va pareciendo cada vez más a los mares tropicales, es decir, que se está convirtiendo "en un entorno más propicio para el desarrollo de huracanes", ha explicado González, en declaraciones a El País.
Un medicán dura en condiciones normales entre 12 y 18 horas, frente a los días que llegan a durar los huracanes. Tampoco son tan numerosos: se forman uno o dos al año (los huracanes del Atlántico y el Pacífico hasta en 10 ocasiones). Por último, un huracán se genera en aguas de entre 26 y 27⁰C y los medicanes pueden aparecer con 15⁰C siempre que en altura exista una región de aire frío, como los ciclones extratropicales.
A pesar de que la frecuencia de medicanes será menor (según el estudio de Juan Jesús González y su equipo, se reducirían un 34%), estos provocarán vientos más intensos y durarán incluso más de 24 horas (el doble de lo normal). Un cambio importante al considerar las posibles consecuencias, como vientos más huracanados e inundaciones que tendrían un alto coste social y económico.
El riesgo más alto se dará al inicio del otoño y su núcleo estará ya no en el oeste y sur del Mediterráneo, como las borrascas que entran desde el Atlántico hoy en día, sino al este de Italia, en el mar Jónico. Así, las inundaciones en esta zona de Europa serán más numerosas y más dramáticas con el cambio climático, a menos que se frene radicalmente.