Ni 24 horas después de que la polémica reforma laboral fuese aprobada en el Congreso, José Luis Rodríguez Zapatero ha pedido tiempo para que "los efectos se produzcan". A pesar de que esta reforma supone un recorte en los derechos de los trabajadores y que le llevará a su primera huelga general, el presidente afirma tajante que no se ha traicionado a sí mismo., sentencia. "No siento que haya traicionado mis principios"
Tras dos años de diálogo con los agentes sociales, puntualiza que el Ejecutivo llegó "hasta donde se demostró que no era posible llegar a un acuerdo" y que la aprobación por decreto no supuso una traición. Sí reconoce Zapatero que sí tuvo que cambiar su política cuando se vio obligado a acometer el mayor recorte de la democracia ante la presión de los mercados y de Bruselas. "En mi cabeza no estaba reducir el salario a los funcionarios y las pensiones pero tuve que hacerlo. Teníamos un déficit muy alto y no podíamos correr el riesgo de perder credibilidad en los mercados", resume el presidente.
El jefe del Ejecutivo no pierde la oportunidad para vender una gestión que en sus propias palabras se ha tenido que adaptar a "la crisis económica más fuerte de los últimos 50 años" y sufre el paro, "el efecto más fuerte de la crisis". A pesar de que la crisis no ha pasado y que reconoce que serán necesarias más reformas, Zapatero reitera que "no va a hacer falta un plan B de recortes".
"El Gobierno no va con GPS fijo"
El Ejecutivo sabe que uno de sus caballos de batalla es el paro.Corbacho explicaba esta semana que el empleo no se va a recuperar en tres o cuatro años si todo va bien y Zapatero ha aprovechado la entrevista concedida a Cadena Ser para advertir de que "nos va a costar que el crecimiento vaya acompañado de una creación de empleo".
Según el presidente, el pronóstico del titular de Trabajo "puede ser defendido" pero "el Gobierno no van con GPS fijo" ya que "en esta crisis las circunstancias más que nunca pueden cambiar" y pone a Grecia como ejemplo. "No hubiera habido recortes a los funcionarios y a las pensiones si no hubiera habido crisis en Grecia", añade antes de explicar que "sería absurdo ir con piñón fijo cuando la economía es cambiante".
"Gane quien gane será mi candidato"
Uno de los últimos culebrones mediático por los que ha pasado el PSOE ha sido el enfrentamiento por Madrid entre Trinidad Jiménez y Tomás Gómez. Zapatero asegurar que lo que le importa de las primarias de Madrid "es que los militantes se sientan libres votando". No tiene reparos en confirmar lo evidente. "Todo el mundo sabe que tengo preferencias". A pesar de que Trinidad Jiménez cuenta con su favor, el presidente sentencia que "gane quien gane será mi candidato". CGS