La historia de Alfonso Pazos, el abogado en activo más longevo de España: 60 años en el turno de oficio

  • Antes, los magistrados eran mejores", reconoce Alfonso, que cree que la justicia no ha cambiado tanto

  • "Aprende el oficio con alguien que sepa cerrar el grifo del egoísmo", la dijo su padre exiliado en México

  • Dice que dejará la abogacía el día que se muera

Alfonso Pazos es el abogado en activo más longevo de España. "Si lo dejo, me muero", asegura tras sesenta años de trabajo en el turno de oficio. Estudió Derecho para seguir el ejemplo de su padre y por ahora no tiene intención de retirarse ni de utilizar ordenador o móvil.

Fue a la universidad en Santiago de Compostela y se colegió en Ourense en 1959 para ejercer en el turno de oficio. Es un abogado penalista. Con su veteranía reconoce que no hay delito tipificado en el Código Penal con el que no haya lidiado. A este respecto cree que la Justicia "no ha cambiado" porque los delitos "son los mismos", aunque lamenta que la formación de ahora es "muy deficiente". "Antes, los magistrados eran mejores", añade.

Su día a día empieza a las siete. Alas nueve el despacho donde es Sonia, su secretaria la que se encarga de todo lo relacionado con la tecnología.

Su padre también fue abogado, además de diputado en las Cortes durante la Segunda República. En 1936 tuvo que exiliarse a México. Atrás dejaba a su hijo, que entonces tenía cuatro años. Antes de estudiar la carrera en Santiago de Compostela, le escribió una carta a su padre: "Quiero ser abogado". Esto es lo que le dijo su padre: "Aprende el oficio con alguien que sepa cerrar el grifo del egoísmo", escribió su padre. En esa carta Alfonso recibió el empujón que necesitaba y entendió que estaba orgulloso de él.

Años después, pudo viajar a visitarle porque su padre nunca volvió a España.

Hizo las prácticas en un despacho de prestigiosos abogados y se adscribió al turno de oficio cuando empezó a ejercer, en 1959. Desde entonces se especializó en Derecho Penal porque le permite "ahondar en el corazón de la gente y en el de uno mismo". Su primer caso fue un aborto.

Como su padre fue "activista contra la dictadura franquista" y relata que llegó a estar detenido por sus desavenencias con el Régimen, pero Fernando Seoane, uno de sus mentores, logró su libertad. Junto a su mujer, cuatro hijos y dos nietos vive una vida "plena" en la que no contempla dejar la abogacía. Lo dejará, reconoce, cuando se muera. "Algún día tendrá que pasar". Sí, es la ley.