¿Por qué el fósforo neutraliza otros olores?

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Cerilla.. Pexels
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MadridLos olores desagradables en el baño pueden ser una verdadera molestia. Existen diversas causas de los malos olores en el baño o aseo, además de los provocados por el uso del propio baño, la humedad excesiva, los desagües obstruidos o la mala ventilación.

Los lugares húmedos huelen a humedad. El lavabo suele ser fuente de malos olores si no se limpia con regularidad, al igual que los sifones y los cubos de basura, y las toallas deben secarse rápidamente después de su uso. La limpieza regular y el mantenimiento de estas zonas secas ayudan a minimizar la acumulación de olores son fundamentales.

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No obstante, la principal causa de los olores desagradables en el baño es el factor humano. La forma más eficaz de solucionarlo es eliminar los olores desagradables allí donde se originan. Encender una cerilla es uno de los remedios más comunes. Se recomienda prenderla cuando vas a tirar de la cadena con el objetivo de minimizar el olor, dado que el fósforo tiene mucha intensidad.

¿Por qué el fósforo neutraliza otros olores?

Uno de los grandes inventos que la historia debe a la química, sin ninguna duda ha sido la cerilla de fricción y no solo para hacer fuego. “Al instante de encender una cerilla, se ponen en marcha un conjunto de reacciones químicas deslumbrantes que desde hace dos siglos han servido para hacer fuego con facilidad. En las actuales cerillas de seguridad se utilizan más de una decena de sustancias químicas, cada una con una función específica”, asegura Fernando Ignacio Prada Pérez de Azpeitia, profesor de física y química y encargado del estudio “La fascinante química que se esconde en una cerilla". 

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“Existe un remedio tradicional que consiste en encender una cerilla después de ir al baño para suprimir el mal olor producido por la emisión de pequeñas cantidades de gases generados durante la descomposición bacteriana de proteínas que contienen azufre. Los principales responsables de los olores fecales desagradables son el sulfuro de dihidrógeno (H2S, con olor a huevos podridos, umbral de olor de 1 ppm) y el metilmercaptano (CH3SH, con olor a repollo podrido, umbral de olor de 1 ppb). Otros gases emitidos, son el dióxido de carbono y el metano, pero estos no son tan fétidos”, asegura el experto. 

El estudio está basado en dos hipótesis, la primera y muy poco probable es que la cerilla quema los gases que generan el mal color reaccionando de forma explosiva. Para que se diera el caso, la cantidad de gases tendría que ser enorme. “De hecho, antes de alcanzar dichos niveles, habríamos perdido el conocimiento y sufrido una intoxicación mortal. Como resultado, el efecto no se debe ni a la combustión del sulfuro de dihidrógeno ni a la del metilmercaptano”, confirma el estudio. 

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La explicación del efecto ambientador de la cerilla radica en que el dióxido de azufre emitido al empezar a arder produce un olor que encubre el olor desagradable de las moléculas generadas como productos de la digestión. Actúa igual que un ambientador, neutralizando los malos olores. No hay una reacción entre el dióxido de azufre y las moléculas malolientes que producimos, siguen estando presentes, aunque no las podemos percibir.

Además, en un capítulo del programa de divulgación científica “Cazadores de Mitos”, se mide la concentración de dichos gases antes y después de encender una cerilla, comprobándose que no había variación, lo que indica que los gases malolientes ni se consumen ni se eliminan. Por lo tanto, no es el método más efectivo puesto que tras el olor a quemado de la cerilla, el “aroma” anterior regresa, aunque con algo menos de fuerza.