Por qué nos cuesta tanto hacer nuevas amistades a partir de los 50
A medida que nos hacemos mayores y adquirimos más responsabilidades nuestros círculos sociales cada vez se reducen más
Un estudio de OnePoll concluye que después de los 23 años establecer nuevas amistades es significativamente más complicado
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A medida que nos hacemos mayores y nuestras vidas se vuelven más ocupadas, con responsabilidades laborales y familiares, nuestros círculos sociales cada vez son más reducidos. Las amistades suelen quedar relegadas a un segundo plano. Y salvo que ciertas circunstancias nos obliguen a iniciar una nueva vida, como una ruptura sentimental o un cambio de residencia por trabajo, nos cuesta mucho hacer nuevas amistades a partir de cierta edad. ¿Por qué nos pasa esto? La ciencia tiene las respuestas.
Según un estudio reciente de OnePoll realizado a partir de encuestar a más de 2.000 personas, después de los 23 años establecer nuevas amistades es significativamente más complicado. Esta conclusión refuerza esa idea de que uno hace amigos solo en la juventud o en la infancia, aunque esto no tendría por qué ser así. Sin embargo, hay una serie de factores sociales, psicológicos y de estilo de vida que lo explican.
Si tomamos esa cifra ideal que apunta la ciencia, los 23 años, vemos que se sitúa justo en ese punto de transición entre la etapa educativa y la vida laboral. Las oportunidades de socialización en ese momento son mayores y más frecuentes, a lo que ayuda que todavía no se ha asumido el nivel de responsabilidad que conlleva la adultez plena. A partir de ahí todo se complica. Empezando por la timidez y la disminución de interacciones sociales espontáneas. Y siguiendo por el cambio de orden de prioridades y la limitación tanto del tiempo libre como de los entornos que nos permiten generar nuevas conexiones.
El peso de la responsabilidad en la adultez
Y así llegamos a la franja de los 50, cuando ya nos movemos en una amalgama de responsabilidades, obligaciones personales, frustraciones y falta de energía que complica las relaciones de amistad, llegando a debilitarse los vínculos ya existentes. Es entonces cuando la soledad asoma a la vuelta de la esquina. De hecho, el 13,4% de la población en España la padece, según una investigación del Observatorio Estatal de la Soledad no Deseada (SoledadES) de 2023.
Según el estudio 'Problems with friends in old age', de las investigadoras Rosemary Blieszner y Rebecca G. Adams, aunque el deseo de conexión existe, los obstáculos se multiplican en la edad adulta. Las oportunidades de formar nuevas amistades disminuyen. Las responsabilidades diarias apenas dejan tiempo para socializar, y la menor frecuencia en las interacciones termina conduciendo a que las relaciones e deterioren. Para colmo, el miedo al rechazo puede conducir a que muchas personas eviten iniciar conversaciones o conexiones más profundas.
Y, sin embargo, cultivar nuevas y viejas amistades es uno de los mejores antídotos contra muchos males. Quienes disponen de una red estable de amigos disfrutan de una mejor salud cardiovascular, sufren de menos estrés, tienen mayor esperanza de vida y sienten más placer y felicidad. Por difícil que parezca, hacer amigos a partir de cierta edad no es ningún imposible. La doctora Marisa Franco, exprofesora en la Universidad Estatal de Georgia, formula en su sitio web una serie de fórmulas de refuerzo de la amistad respaldadas por la ciencia:
Comunicarse con más frecuencia
El colegio y las actividades extraescolares de la infancia son el espacio perfecto para permitir una interacción continua no planificada y una vulnerabilidad compartida, factores que ayudan a crear las bases de una amistad. Como adultos, sería necesario recrear estos escenarios para mantener y profundizar en las amistades. Por ello Franco recomienda mantener el contacto más a menudo, ya sea a través de Whatsapp, una llamada, un café o una cena periódica.
Celebrar las buenas noticias
Brindar apoyo en los tiempos difíciles es una parte importante de la amistad, pero no hay nada como celebrar los éxitos con los amigos, tanto los propios como los de ellos. Cualquiera de ellos es una buena excusa para almorzar juntos, enviarles una tarjeta o llamarles para felicitarles.
Expresar más gratitud
Según Franco, cuanta más gratitud y aprecio se recibe, menos aislado se percibe uno. Sentirse agradecido a diario puede tener un impacto positivo en la conexión social. Algunas investigaciones sugieren que al expresar gratitud aumenta la motivación de la otra persona para seguir comprometida con ese vínculo.
Buscar nuevos contextos sociales
Los amigos actuales pueden ser una fuente importante para conocer a nuevas personas. Expandir la red social facilita el conocer a personas con quienes ya se tiene algo en común. Asimismo, participar en actividades grupales como talleres, clubes, excursiones o cursos puede ofrecer más oportunidades de conectar con personas que tengan gustos similares a los nuestros.
