De la monogamia al poliamor a los 50: “No es tan fácil que el entorno lo acepte”

A través del poliamor te involucras emocionalmente con más de una persona
Nela, 52 años, comenta que, tras haberle sucedido un hecho duro en su vida, encontrarse en una edad madura y con hijos mayores, no le importa qué opinan quienes la conocen
Arola Poch, sexóloga: “Es importante entender que cada persona tiene sus tiempos para incorporar las novedades”
El poliamor no tiene que ver con el típico modelo de pareja, el de toda la vida, donde el sexo y el amor se reserva únicamente para un único hombre o mujer. Esto puede causar rechazo y cuestionamientos entre amigos y familiares. Entonces, ¿cuál es el mejor modo de comunicarlo sin “herir sensibilidades”? Lo vemos a continuación.
Se están produciendo muchos cambios en lo que respecta a las relaciones de pareja, sólo basta con adentrarse en las plataformas de citas. Aunque, el “poliamor” es legal en España, todavía existe bastante desconocimiento sobre el concepto, surgido a finales del siglo pasado. Un dato importante es que para que se den varias relaciones no sólo sexuales, también de carácter afectivo, debe darse una aceptación por parte de todos.
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Abrir la mente y el corazón
Nela y Antón, 52 y 50 años respectivamente, 32 años casados, desconocían lo que era el poliamor hasta que hablaron con su hija y su pareja. Desde hace unos 6 años empezaron a ver su relación desde otra perspectiva. “Mi hija mayor y novio practican el poliamor y nos han hablado de lo que supone. Eso, poco a poco, nos ha hecho tener otra visión del amor y las relaciones de pareja”, declara.
Nela cuenta que cuando los hijos son mayores, cuando, además, sucede un acontecimiento serio en la vida (del que no quiere que salgan datos) que la hizo plantearse todo, se relativiza y se piensa más en uno mismo y las necesidades personales de todo tipo. “Se te despierta el deseo de hacer aquello que siempre posponías o te daba miedo. En una edad madura, además, el qué dirán te importa más bien nada”, dice.
Su marido y ella llegaron a preguntarse qué podían hacer si llegase a gustarles otra persona y sintiesen la chispa como cuando iniciaron su relación. “Tras una vida de tanta dedicación a nuestros hijos, al trabajo, abandonándonos y a la pareja, pensamos que debíamos pensar en nosotros y en lo que nos apetecía sin dejarnos de lado”, confiesa.
Añade que sus amistades lo han aceptado e integrado positivamente y entre sus hermanos y sobrinos, hay disparidad de opiniones: “A algunos les da igual, dicen que es nuestra vida privada, pero apostillan que no quieren vernos cada día con alguien diferente y otros están como un tanto desconcertados. Pienso que necesitan tiempo, informarse y escucharnos más, porque mucho es cerrarse, querer saber lo justo o interpretar a su modo”, sostiene.
El papel que juega la educación recibida
Isaac Amigo Vázquez, catedrático de Psicología de la Universidad de Oviedo y autor de 'De la monogamia al poliamor' (Ediciones Pirámide, 2024), escribió el libro para procurar -como comenta- explicar los cambios radicales que se han ido produciendo en la sexualidad humana en las últimas décadas.
“Nuestra especie, el Homo sapiens, desde sus inicios evolutivos y con el logro de la bipedestación, en particular, ha sido una especie monógama, aunque haya convivido siempre con la infidelidad, como ocurre, por cierto, con otras muchas especies monógamas, como algunas aves. Además, las distintas formas de poligamia que se practican en distintas culturas no alteran, si se estudian con detalle, este carácter monógamo”, confirma.
Las encuestas relacionan el poliamor con la gente joven, los hombres y la comunidad LGTBI. Amigo, considera que a partir de los 50 también es posible el poliamor, pero con un matiz: “Hay que tener en cuenta que la educación con la que se formó esa generación no fue proclive en ningún caso a él y ese pasado sigue presente en la vida sexual de muchas de esas personas”.
Asimismo, el autor aclara que el calificativo “poliamoroso” atribuido a una persona (nuevamente, atendiendo a las encuestas), es algo que hoy en día puede desprestigiar. “Por esta razón muchas prefieren ocultarlo”, sostiene.
Juicios que sólo entorpecen las decisiones
Por su parte, Arola Poch, sexóloga de Wyylde, la red social para explorar la sexualidad sin complejos, considera que las parejas evolucionan y pueden replantearse su relación, esto es, llegar a hacer la transición de la monogamia al poliamor. “Ambas personas pueden sentir esa inquietud”, afirma.
Apunta que algunas parejas progresan hacia relaciones abiertas (apertura en lo sexual) y otras se plantean el poliamor, que afecta a la propia estructura de la relación. “Las relaciones no monógamas, aunque cada vez se conocen más, siguen sin ser demasiado populares ni demasiado entendidas. El tránsito al poliamor a partir de los 50 no es algo tan habitual, lo es más hacia relaciones abiertas”, recalca.
Muchas veces se enlaza ese cambio con que la pareja no está bien y que uno de los componentes va a sufrir. “Se valora desde la forma de entender las relaciones de la propia persona que juzga y dejándose llevar por prejuicios sobre el poliamor”, subraya Poch.
La sexóloga resalta que, a partir de los 50 años hay quien puede pensar que ese cambio puede generar dudas a los familiares y no entiendan sobre la necesidad de modificar algo estable. “Cuando además hay hijos, aunque estos sean mayores, se plantea cómo puede afectarles o incluso estos mismos pueden valorar negativamente ese cambio, ya que los hijos tienden a tener una imagen más conservadora de los padres”, perfila.
Para la profesional, no se puede juzgar qué está mejor o peor según la perspectiva y los valores propios. “Todo es perfectamente respetable siempre que la relación sea honesta y sana y que todas las personas estén de acuerdo con ese modelo”, incide.
Para hablar con familia y amigos, Poch aconseja plantear el tema con naturalidad y en la disposición de aclarar dudas y dar seguridad. “También es importante entender que cada persona tiene sus tiempos para incorporar las novedades y que a lo mejor las primeras reacciones no son las que se esperan”, asegura
Lo adecuado por parte de los familiares -en palabras de esta experta- es “escuchar con ganas de entender y si no se conoce el tema, informarse para no caer en aprensiones”.