Separarse más allá de los 60: “Superar el miedo a estar sola es lo más difícil, luego todo es más sencillo”

Cada vez se habla más del ‘divorcio gris’ o divorcio en edades avanzadas y es que cada vez se separan más parejas en esa etapa de la vida
Marina Ortega, psicóloga, destaca que a los hijos hay que explicarles la decisión desde el convencimiento y arrepentirse solo de lo que no se ha hecho
Ya no se hace tan extraño hablar de divorcios en personas de más de 50-60 años. Superada esa edad, tomar la decisión de separarse -como aseguran los expertos- no es fácil, ni por lo compartido, ni por lo que remueve a nivel emocional, económico o legal. Además, para el resto de la familia también puede resultar un varapalo. Aunque si la decisión está clara, también tiene sus beneficios y puede representar un nuevo comienzo. A continuación, lo vemos.
Susan Brown, socióloga, fue quien acuñó la idea de “divorcio gris” (en inglés “grey divorce”) o “divorcio tardío”, hablando de divorcios entre personas de 50-60 años. Según varios estudios, la cifra de los adultos pasada la quinta década de vida que deciden divorciarse ha aumentado considerablemente las últimas décadas.
En una investigación que compartió el Journal of Social and Personal Relationships donde participaron 44 personas de más de 60 años divorciadas, se evidenciaron dos periodos que de modo usual pueden derivar en la separación: permanecer juntos pese a que sus caminos con los años se vayan bifurcando y el percatarse de que no pueden seguir juntos.
El informe ‘El divorcio en España’ dejó claro que más de la mitad de los matrimonios se separan en nuestro país. A partir de la información del Instituto Nacional de Estadística (INE), desde 2006 se hace más aparente ese crecimiento en los divorcios en mayores de 60.
Los motivos, según algunos estudios tienen que ver con la idea de mantener a los hijos mientras son pequeños y con la idea de materializarlo una vez los hijos adultos se emancipen.
Pensar en lo que está por llegar
María Teresa, de 69 años, optó por ese camino: Desbaratar su matrimonio hace dos años. Se separó tras casi 40 años junto al que había sido, según sus palabras: “El único hombre que verdaderamente quiso”. “Cuando ya tienes todo bastante asentado, como, tus pagas de haber trabajado en el extranjero, cuando no te preocupas por cómo lo aceptarán tus hijos, por si les falta esa figura paterna, pues piensas ‘adelante y no tengo nada que perder’”, comenta.
Dice haber trabajado y tener sus ahorros, por lo que no le costó iniciar el proceso de separación. “Mi expareja tiene otra casa en el pueblo que heredó de sus padres, a la que siempre ha ido y le gusta, así que tenía por seguro que él iba a irse al campo, donde siempre ha sido más feliz”, relata.
Por otro lado, opina que dar el paso convencida no significa no sufrir. “Son muchos años viendo a la misma persona, desde la mañana a la noche, compartiendo todo en la vida, entonces, da vértigo ese miedo a la soledad, y se rompen los deseos de envejecer y cuidarnos mutuamente. Sin embargo, el tiempo ayuda”, sostiene.
Asesorarse convenientemente
Como apunta, Blanca Rudilla Asensio, abogada, para iniciar el trámite, lo más importante, es hacerlo con claridad y, si es posible, buscar apoyo emocional o psicológico, ya que a esa edad “separarse no se trata solo de una decisión legal, es un cambio vital profundo”. Indica que resultará óptimo hablar con alguien de confianza y tras ello, buscar asesoramiento profesional, un abogado de familia.
“En especial en parejas donde la mujer se dedicó muchos años a la familia, es fundamental que ese trabajo no remunerado sea visibilizado y valorado. No solo tiene que ver con la repartición de bienes, sino de reconocer un proyecto de vida conjunto donde muchas veces una parte puso su tiempo y energía en el hogar para que el otro pudiera desarrollar su carrera”, destaca.
La experta manifiesta que el proceso de separación es el mismo a partir de los 60 años que a otra edad, pese a que a esa edad es poco probable que haya hijos menores, generalmente, la relación está bastante definida y puede darse menos conflicto.
Pero, aclara que, si ha existido gran desigualdad económica entre los miembros de la pareja, la separación puede generar mucha inseguridad y miedo. “El proceso puede complicarse si no se protege adecuadamente a la parte más vulnerable”, afirma. Asimismo, subraya que los temas más delicados en estos asuntos son:
- La división de bienes: Después de muchos años juntos, suele haber confusión sobre qué es de cada uno. En estos casos, lo mejor es ordenar todo con documentos y acompañamiento legal. Resulta acertado, no solo considerar lo que está a nombre de uno u otro, sino lo que fue fruto del trabajo conjunto.
- La pensión compensatoria: Si una mujer no pudo desarrollar una carrera laboral por dedicarse al hogar o los hijos, tiene derecho a una compensación económica tras la separación. No es una “ayuda”, es un derecho, y muchas veces se desconoce o minimiza.
- La proyección económica futura: A los 60 o más, a menudo ya no es posible reinsertarse en el mundo laboral. Por eso, es clave pensar a largo plazo y no salir de una relación sin garantizar un mínimo de estabilidad.
“Es mi vida”
Toda ruptura supone un periodo de adaptación, y Marina Ortega, psicóloga, determina que, en algunos casos, se hace complicado de sobrellevar. Para ella, resulta notable afrontarlo como una etapa nueva que comienza y en la que se vivirán nuevas experiencias. “Es fundamental apoyarse en las personas queridas para salir fortalecidas”, recalca.
“En la actualidad una persona de 60 años se encuentra en un momento vital distinto al de hace décadas, y lo vemos en personas populares como Tom Cruise, Demi Moore o nacidos en dentro de nuestras fronteras: Antonio Banderas o Ángela Molina. Donde antes parecía que la vida se terminaba, hoy en día y su perspectiva vital es diferente de la de hace décadas: se acerca la jubilación, con más vitalidad, estabilidad económica y tiempo libre para estar en pareja o viajar...”, refiere Ortega.
A esas edades uno puede replantearse su vida, incluso si uno se encuentra bien en el matrimonio. “Muchas personas nacidas entre los años 50-60 vivieron matrimonios donde el divorcio no era posible por ley y no fue así hasta 1981. No obstante, ese marco social ha ido variando progresivamente, y eso tiene un impacto que también afecta a matrimonios longevos que aguantaron bajo el corsé de la clase social dominante”, apunta.
Por último, recomienda a la hora de comunicarlo a hijos y nietos, hacerlo sin temor, debido a:
- Los hijos tienen que respetar a sus padres en su parcela de pareja al margen del rol de padres; se trata de una separación de la pareja, no de la familia.
- Es correcto evitar juzgar a las personas por su edad y ver que el modo de entender la vida de cada uno es libre, que esta no concluye a los 60 ni a los 70 años y que todo el mundo tiene derecho a empezar una nueva etapa independientemente de la edad.
- Hay que mirar por el bienestar propio y no arrepentirse de lo hecho, sino de lo que ha quedado por hacer.