Naomi Watts también se pasa a los ejercicios de fuerza: "Sobre todo levanto pesas"

La actriz es una defensora de estos entrenamientos para sentirse fuerte y mantener el equilibrio físico y mental
Naomi Watts o hablar sin tabúes de la menopausia temprana: "Estaba fuera de control"
Naomi Watts fue diagnosticada muy pronto, a los 36 años, de perimenopausia, una etapa vital marcada por el vaivén de estrógenos y unos síntomas molestos (sofocos, cambios de humor, fatiga, alteraciones del sueño...) que conducen a la propia menopausia. Su vida se puso patas arribas, sobre todo por desconocimiento. Habría deseado tener en sus manos un libro como el que ella ha terminado escribiendo, 'Me atrevo a contarlo', que le ayudara a normalizar una fase que, tarde o temprano, vivirá cada mujer.

A sus 56 años, la protagonista de 'Lo imposible' es todo un ejemplo de lucha contra los tabúes de la menopausia y de aceptación de los cambios físicos con naturalidad y sin prejuicios. De hecho, cumplir años no es razón para no ser la mejor versión de una misma, y para ello es importante moverse y cuidarse. En ese sentido, la actriz es una entusiasta de los entrenamientos de fuerza, tan de moda en los últimos tiempos.
“El ejercicio marca mi día. Ahora casi todo lo que hago es entrenamiento de fuerza. Me sigue gustando el yoga, pero sobre todo levanto pesas. A veces voy al gimnasio y otras lo hago sola con un vídeo" de su entrenador personal, Keith Anthony, contaba Watts a la revista 'People'.
Salud, longevidad y energía real
Los ejercicios de fuerza, como las sentadillas, las zancadas, las planchas, las tracciones y el levantamiento de pesas no son una cuestión de estética, sino de salud, longevidad y energía real. Son importantes porque cuando la fibra muscular cambia a partir de los 50 años empiezan a aparecer problemas articulares y patología de espalda. Este tipo de entrenamientos permiten mantener la masa muscular de forma eficiente y mejorar la densidad ósea.
Eso sí, el enfoque de la protagonista de 'Mulholland Drive' no es extremo ni competitivo, simplemente busca entrenar con regularidad y con ejercicios con los que se sienta cómoda. De hecho, no se trata de seguir una rutina excesivamente estricta, sino de encontrar un punto de equilibrio que nos funcione. Los beneficios que comportan este tipo de rutinas de fuerza son los siguientes:
Prevención de la sarcopenia y mejora de la densidad ósea
A partir de una edad tan temprana como los 30 años empezamos a perder un 3–8 % de masa muscular cada década, acelerándose tras la menopausia. Este entrenamiento ayuda a mantener e incluso aumentar esa masa, combatiendo así la sarcopenia. Además, aumenta la densidad ósea en la columna lumbar en mujeres pre y postmenopáusicas, y también beneficia el fémur y el radio en mujeres postmenopáusicas, según certifica este estudio.
Mejor equilibrio y reducción del riesgo de caídas
Estos ejercicios fortalecen las piernas, el core y la espalda, mejorando la estabilidad y coordinación y reduciendo significativamente el riesgo de caídas, una de las principales causas de lesiones graves en la edad avanzada.
Mejora metabólica
El entrenamiento de fuerza mejora la sensibilidad a la insulina y contribuye a regular el azúcar en sangre y la tensión arterial, ayudando a prevenir la diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares. Esta investigación corrobora que entrenamiento de fuerza tres veces por semana en mujeres postmenopáusicas reduce el riesgo de síndrome metabólico, mejora el control glucémico y optimiza la composición corporal .
Estabilidad hormonal
Este tipo de rutinas también contrarrestan el declive hormonal asociado a la edad, mejorando múltiples marcadores endocrinos clave. Este estudio concluía que solo 12 semanas de entrenamiento de fuerza leve, con bandas elásticas, eran suficiente mejorar el perfil endocrino general.