La modelo Paulina Porizkova, viral en bikini a los 60 años: "Esta también soy yo"

La imagen de la famosa modelo, en la que no pide perdón por cumplir años, ha desatado una oleada de reacciones
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A los 60 años, la supermodelo Paulina Porizkova se ha convertido en el rostro, y también el cuerpo, de una revolución silenciosa contra el edadismo. En su post más reciente, primero maquillada, con iluminación perfecta y posando, para después mostrar una imagen de ella misma sin ningún tipo de artificio, mostrándose tal y como es, acompañada del mensaje “Esta también soy yo”, ha desatado una oleada de reacciones que van más allá de la estética. Porizkova interpela directamente a una sociedad que sigue invisibilizando el cuerpo femenino envejecido, incluso aunque pertenezca a una de las mujeres más reconocidas del mundo de la moda.
Sin filtros, sin excusas
Las fotografías, publicadas en su cuenta de Instagram, muestran a Porizkova en bikini ante un fondo marino, y a la modelo en su baño tomándose un simple selfi como el que podríamos hacernos cualquiera de nosotros, con la única compañía de la cámara y sin maquillaje, ni retoques. La imagen no es una simple provocación estética. Va acompañada de un mensaje nítido: “La belleza de los 60 está en que ahora entiendo que la importancia está en la lección, no en pasar el examen”.
Además deja claras las diferencias entre la primera y la segunda foto: en una está de “vacaciones, con buena iluminación, posando para la foto”, mientras que para la segunda está “en casa, sin una gran iluminación y sin posar”. En ambos casos se trata de la modelo a sus orgullosos 60 años, y esa es una lección en sí misma… Aunque después hable de las ‘otras’ lecciones de su vida: alimentación, ejercicio, aprendizajes, errores y aciertos.
Este tipo de publicaciones no son nuevas en su perfil. Hace apenas unos meses, otra imagen suya en lencería, se viralizó por la misma razón: mostraba sin pudor, y sin retoques, un cuerpo real que no pide disculpas por envejecer.
Enfrentarse al edadismo con el cuerpo por delante
La carrera de Porizkova, que empezó en los años 80 como supermodelo internacional, no terminó cuando empezaron a aparecer las arrugas. Pero sí cambió de tono. Hoy, lejos de las pasarelas tradicionales, su activismo visual tiene un nuevo objetivo: combatir el edadismo, especialmente el que se ejerce sobre las mujeres. “A las mujeres mayores se nos exige que desaparezcamos. Si seguimos siendo visibles, nos juzgan con más dureza que a cualquier otra persona”.
Consciente del doble estándar que impera en el mundo de la moda, donde los hombres envejecen con dignidad y las mujeres con sospecha, la modelo se ha propuesto no solo visibilizar la madurez, sino hacerla deseable. No como una impostura de juventud perpetua, sino como una forma genuina de belleza.

Por eso, y más allá del impacto viral de sus imágenes, lo que ha hecho Porizkova es abrir un espacio de autenticidad a través de sus redes sociales. En una época marcada por filtros, el uso intensivo de la IA y las cirugías estéticas, su decisión de mostrarse tal cual es resulta disruptiva. A menudo posa sin maquillaje ni filtros para defender una belleza real, no basada en retoques ni artificios.
El gesto, sin embargo, no está exento de críticas. Algunos usuarios la acusan de narcisismo o de frivolizar una lucha que afecta a millones de mujeres menos privilegiadas. Pero esa lectura ignora que, precisamente por su visibilidad y su trayectoria, Porizkova tiene la capacidad de amplificar un mensaje que muchas otras no logran hacer llegar: que la edad no debe ser motivo de vergüenza, que la belleza no está reservada a la juventud y que el cuerpo de una mujer no caduca al cumplir 50.

