Salud y Bienestar

Qué tengo que hacer si me duelen las encías: "La boca no se va de vacaciones"

Hay que acudir al especialista si tenemos problemas de encías
Hay que acudir al especialista si tenemos problemas de encías. Getty Images
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Con la llegada del verano, nuestros hábitos cambian: más comidas fuera, menos horarios fijos, largas exposiciones al sol, cloro en piscinas, aire acondicionado… Y muchas veces, una notable desatención a la salud bucodental. “Las encías no se van de vacaciones”, advierte el doctor Carlos Navarro, especialista en periodoncia de Institutos Odontológicos. Sin embargo, la mayor parte de la población baja la guardia justo cuando más lo necesita: "el calor, combinado con la deshidratación y una higiene menos rigurosa" puede ser el desencadenante de problemas gingivales que, si no se tratan a tiempo, pueden derivar en enfermedades crónicas.

La principal amenaza es la deshidratación, que reduce la producción de saliva. Esta secreción no solo sirve para hidratar la boca, sino que tiene un potente efecto protector frente a bacterias. Navarro explica que una menor salivación “aumenta la acumulación de placa bacteriana y, con ello, el riesgo de inflamación de encías”. Esta afirmación es respaldada por estudios como el publicado por el Journal of Clinical Periodontology, que demuestra cómo los cambios en la composición salival impactan en la salud periodontal.

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El aire acondicionado y el cloro de las piscinas tampoco ayudan. Ambos factores resecan las mucosas, alteran el pH bucal y favorecen la proliferación bacteriana. Los expertos, como el Dr. Navarro, señalan que estos ambientes pueden provocar irritaciones frecuentes, sobre todo cuando no se compensa con una hidratación constante.

En vacaciones, la rutina se diluye. “Pasamos más tiempo fuera de casa, comemos fuera, bebemos más alcohol y refrescos, y olvidamos o descuidamos el cepillado”, resume Navarro. El consumo de bebidas azucaradas, ácidas o excesivamente frías, unido al picoteo frecuente, favorece la aparición de sensibilidad y proliferación bacteriana. A esto se suma que muchas personas no llevan consigo el material de higiene adecuado.

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Los signos de alerta

Dolor leve, sangrado al cepillarse, encías inflamadas o retraídas, halitosis persistente... son algunos de los síntomas tempranos que no deben ignorarse. “Estos signos son una llamada de atención del cuerpo, y si se detectan, lo recomendable es acudir cuanto antes al dentista, preferiblemente a un periodoncista”, subraya Navarro. Según datos del Consejo General de Dentistas de España, un 85 % de los adultos tiene algún tipo de patología periodontal y gran parte de ellas se originan por una gingivitis mal atendida.

Es importante tener presente que uno de los errores más frecuentes es automedicarse o usar enjuagues bucales sin diagnóstico. “Algunos enjuagues pueden enmascarar los síntomas sin tratar el problema de fondo”, alerta el especialista. La recomendación profesional pasa siempre por un diagnóstico clínico previo antes de iniciar cualquier tipo de tratamiento, incluso si se trata de una molestia leve. Y más aún durante los meses de calor, en los que las alteraciones en la flora bucal son más acusadas.

Qué hacer si notas dolor en las encías

La clave, según el Dr. Navarro, está en actuar rápido y con sentido común. En primer lugar, reforzar la higiene bucal con al menos dos cepillados diarios completos (con hilo dental o cepillos interproximales). En segundo lugar, aumentar la ingesta de agua para restaurar los niveles normales de salivación. También conviene reducir el consumo de alcohol, bebidas azucaradas y alimentos muy fríos o ácidos.

Y si el dolor o el sangrado persisten más de unos días, o se acompañan de inflamación o retracción de la encía, “lo adecuado es acudir al especialista para una valoración”. El tratamiento temprano de la gingivitis puede revertir los síntomas. Si se deja avanzar, puede desembocar en periodontitis, una enfermedad irreversible que afecta a los tejidos que sostienen los dientes.

Para intentar evitar estas situaciones durante el verano, se recomienda llevar siempre un pequeño kit de higiene bucal en el neceser, bolso o mochila: cepillo de viaje, pasta dental, hilo dental o cepillos interproximales. Y si tienes síntomas previos o tratamientos pendientes, lo ideal es realizar una revisión antes de viajar. “Una revisión a tiempo puede evitar sorpresas desagradables durante las vacaciones”.

Ni siquiera el descanso vacacional nos exime de estrés. El llamado "estrés vacacional", que es el derivado de los desplazamientos, la logística familiar o los cambios de rutina, puede afectar también a la salud bucodental. “El estrés altera el sistema inmunológico y puede favorecer la inflamación de las encías”, señala Navarro. Además, muchas personas aprietan los dientes inconscientemente, agravando el problema.