El pueblo repleto de piscinas naturales que parece Suiza pero está en Valencia
Tres pozas, un lago con isla y un palacio visitable
La piscina natural de Teruel que es un oasis turquesa y conjuga naturaleza, historia y tranquilidad
La primera impresión es de postal alpina: paredes de roca, agua fría y trasparente, sombra de ribera y un rumor continuo de cascadas. El secreto está en que Anna vive literalmente alrededor del agua, con sus gorgos (pozas), una albufera interior y varias rutas de senderismo que zigzaguean entre saltos y láminas cristalinas. Este pequeño paraíso hídrico no es solo pose para atraer turistas, sino parte de su cultura que está sostenida por su propio ayuntamiento, la Generalitat valenciana y la oficina autonómica de turismo.
Piscinas naturales: del cañón del Gorgo de la Escalera a la lámina del Gorgo Catalán
La primera parada obligatoria es el Gorgo de la Escalera, toda una postal digna de las mejores instantáneas. Se trata de una preciosa zona de baño de interior coronada con la espectacular Cascada del Salto, y situada muy cerca del casco urbano de Anna, a la que se baja por escaleras hasta un cañón natural. El Ayuntamiento concreta que el paraje toma su nombre de los 136 escalones de acceso a la zona.
Junto al pueblo, el Gorgo Gaspar, que recibe aguas procedentes de la Albufera y se aprovecha para producir energía hidráulica, pero no es apto para el baño por este mismo motivo. Junto a esta parada se encuentra la también espectacular cascada de los Vikingos.
El tercero en el circuito es el Gorgo Catalán, un pequeño lago tranquilo y preparado para el baño y con trampolín y una cuerda desde la que lanzarse al agua los más atrevidos. Una senda señalizada lo conecta con el río Anna.
Este sistema está alimentado por la Albufera de Anna, un lago dulce situado a un par de kilómetros del núcleo, con “una pequeña isla” donde nidifican aves. Tiene unas dimensiones de 300 m de ancho y se permite el uso recreativo. Se nutre de múltiples nacimientos y sus aguas se dirigen al pueblo en varios ramales; uno desciende por L’Assut hasta precipitarse en el Gorgo Gaspar.
Pueden recorrerse todas estas paradas acuáticas a pie, en lo que el Ayuntamiento ha dado en llamar la “Ruta de las 3 Cascadas”. Tiene su inicio y final en la avenida Diputación, una longitud de 3 km, y se tarde 1 hora y media en hacer este recorrido circular.
Normas, tasas y seguridad
El acceso al Gorgo de la Escalera está regulado por ordenanza y se gestiona con entrada; de venta online, y la plataforma oficial de entradas fija la Entrada individual diaria en 2€.
Eso sí, hay que tener en mente que parte del terreno no es precisamente llano, y que las zonas acuáticas no cuenta con socorrista. Tanto es así que en junio de 2025, los bomberos evacuaron en helicóptero a una senderista lesionada en la Cascada de los Vikingos. Además, no se permiten barbacoas, y los animales sueltos no están permitidos.
Patrimonio y costumbres: un palacio BIC y una romería de cazuela
En el centro, el Castillo-Palacio de los Condes de Cervellón funciona como Centro de Difusión Patrimonial con visitas guiadas; la Generalitat lo tiene inventariado como Bien de Interés Cultural y Turisme CV sitúa su origen como alcázar almohade (siglos XII-XIII), su transformación en palacio en el XVII y la restauración entre 2000 y 2007.
La cultura local también pasa por los manantiales. La Fuente Negra, cuyo manantial alimenta el Gorgo Catalán, es escenario de La Catalineta, una tradición escolar y familiar: cada 25 de noviembre se celebra allí una comida de “cazuela”. Lo recogen la ficha autonómica y la página municipal de Fiestas y tradiciones.
De esta forma, con tres pozas oficialmente habilitadas a un radio mínimo del casco, un lago con isla y un palacio visitable, Anna concentra en pocos kilómetros un itinerario de agua y piedra. Lo más recomendable es comprar las entradas con antelación del Gorgo de la Escalera, revisar estado antes de ir, y acompañar todo con una reserva de la visita guiada al palacio.
Ahora, si alguien te dice que en Valencia “hay un rincón que parece Suiza”, dejarás a un lado la incredulidad y probablemente pienses en Anna, ‘ese’ pueblo organizado en torno a un sistema de pozas, cascadas y un lago que abastecen paisaje, ocio y tradición local.
