Peluquería

Tres cortes de pelo para mujeres que quieren quitarse un peso de encima: “No se trata de cortar por cortar”

Jennifer Aniston y su corte long shag
Jennifer Aniston y su corte long shag. Getty Images
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Cumplir los 50 ya no significa resignarse a un estilo rígido ni encasillarse en el eterno “look práctico”. Muy al contrario, es una edad en la que muchas mujeres deciden aligerar rutinas, emociones y también su cabello. El salón de belleza se convierte entonces en un lugar de transición, donde lo que cambia no es solo el peinado, sino la forma de mirarse al espejo.

Javier Mateo, estilista y peluquero, cofundador de THE LAB Beauty Studio resume con claridad: “Muchas mujeres buscan un corte que se sienta fresco, ligero y liberador, tanto para su rutina como para su estado de ánimo.” Y para ello propone tres cortes que son auténticos aliados de esta etapa vital: el bob desestructurado, el pixie con textura y el long shag.

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Bob desestructurado: movimiento sin esfuerzo

El llamado “wavy bob” es ya un clásico moderno. Ligeramente más largo en la parte delantera, con capas suaves y un acabado que admite ondas naturales, este corte aporta movimiento sin perder elegancia.

Favorece a la mayoría de los rostros y, lo mejor, resta años sin necesidad de un cambio drástico. Además, requiere poco peinado para lucir impecable: basta dejar que el cabello fluya con su propia textura. Para muchas mujeres, este corte representa un punto de equilibrio perfecto entre sofisticación y libertad.

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No es casualidad que historias como la que nos cuenta Javier, de una de sus clientes, de 52 años. Ella llevaba años con una melena larga, apagada, casi como un “escudo emocional”. Tras un divorcio, se atrevió con un bob a la altura de la mandíbula. Cuando se vio en el espejo, confesó: “No sabía que esto era lo que necesitaba… pero sí, era esto.” Ese instante refleja el verdadero poder simbólico de un corte de pelo.

Corte bob

Pixie con textura: el corte que libera

Si hay un estilo capaz de transmitir audacia y ligereza inmediata, ese es el pixie texturizado. Ícono de libertad y empoderamiento, funciona tanto en cabellos lisos como ondulados o rizados. Resalta las facciones, alarga el cuello y proyecta una imagen de seguridad.

Pero más allá de lo práctico, ya que se seca en minutos, y apenas requiere productos, el pixie tiene un componente emocional, dado que ayuda a soltar lo que pesa. Para muchas, representa un “nuevo comienzo” después de rupturas, mudanzas o cambios de trabajo.

Eso sí, como advierte el estilista, no se trata de cortar por cortar. El acompañamiento profesional es clave: escuchar qué busca la clienta, guiar con sensibilidad y proponer transiciones si hace falta. Un pixie puede ser terapéutico, pero debe nacer de un deseo consciente, no de una reacción impulsiva.

Emma Stone con corte pixie

Long shag: despreocupado y chic

El long shag, con capas suaves y flequillo largo tipo cortina, es la alternativa para quienes no quieren un corte muy corto ni una melena larga. Aporta textura, movimiento y un aire despreocupado que resulta chic sin esfuerzo.

Este corte se adapta especialmente bien a cabellos con onda natural, ya que las capas aligeran el peso y generan un efecto rejuvenecedor. La estilista lo define como un corte que “da un toque juvenil sin esfuerzo” y que, además, es versátil: puede llevarse liso, ondulado o con volumen.

Halle Berry con un corte long shag

Más que estética: ligereza emocional

La sensación de “quitarse un peso de encima” tras un buen corte no es solo física. Al reducir el volumen y dar textura, el cabello se vuelve más manejable y fresco. Pero el impacto va más allá: el look transmite limpieza visual y equilibrio, lo que se traduce en ligereza emocional.

“Textura es igual a movimiento, y movimiento es vitalidad”, resume Javier Mateo. El dinamismo de un corte bien hecho aporta energía, juventud y una imagen más activa. Es como si cada capa desfilada o cada mechón ondulado reflejara una nueva etapa.

¿Puede además un corte de pelo funcionar como terapia? La respuesta es sí, en un sentido simbólico. No sustituye a un proceso psicológico profundo, pero puede actuar como un ritual de autocuidado y empoderamiento. “Cuando el cambio externo refleja el deseo interno, se produce una coherencia poderosa”, explica el estilista. Esa coherencia puede sentirse terapéutica: te reconoces en el espejo y sientes que tu imagen acompaña tu nueva identidad.

Una nueva forma de cumplir 50 (y más)

Hoy, a diferencia de hace décadas, las mujeres no se ven obligadas a “cortar por obligación” al cumplir cierta edad. Los 50 ya no marcan un punto final, sino un punto de partida. Se eligen cortes con textura, movimiento y carácter; las canas pueden ser una opción estética y no un tabú; y la búsqueda ya no es de orden y rigidez, sino de frescura y libertad.

El bob desestructurado, el pixie con textura y el long shag no son solo tres estilos de moda: son tres maneras de reconciliarse con el espejo, de decir adiós al peso de lo innecesario y de celebrar una etapa vital con autenticidad.