Cinco detalles de los mitos griegos que puedes aplicarte a partir de los 50: “Tu vida es mitológica y no lo sabías”
“Tu vida ya es mitológica y no te has enterado" afirma Alex Rovira, autor de 'Ecos del Olimpo'
Si la política actual fuera mitología: "Trump sería Zeus y Pedro Sánchez, Atenea"
A cierta edad, pongamos los 50, ya sea después de un divorcio, un duelo, una jubilación desordenada o una crisis silenciosa, uno descubre que la vida tiene más de mito griego que de manual de autoayuda. No porque sea épica, sino porque es compleja, contradictoria, llena de heridas, renacimientos y ciclos repetidos.
Hablamos de ello con Álex Rovira, autor del ‘Ecos del Olimpo’, que no habla de mitología como quien da una clase, sino que lo hace como quien ha atravesado sus propias guerras y descubre que los relatos más antiguos siguen siendo los mejores mapas para entender lo que nos pasa hoy. Y lo que dice conecta de lleno con las preguntas propias de nuestro día a día, como por ejemplo, cómo lidiar con el ego digital, cómo sostenerse ante la adversidad, cómo reinventarse y cómo acompañar a los demás sin perderse a uno mismo. A partir de ahí, estos mitos funcionan como una caja de herramientas para adultos.
Narciso: sobrevivir al yo digital sin ahogarse en él
Rovira tiende la comparación con maestría: “Narciso tenía un estanque. Nosotros tenemos Instagram, TikTok, LinkedIn, Facebook…”. El mito funciona como recordatorio de algo muy incómodo: el reflejo que buscamos continuamente, hoy con likes, filtros, validación, es adictivo. El propio autor recuerda la frase de Paracelso: “El veneno está en la dosis”. No se trata de demonizar las redes, sino de entender cuándo dejan de ser un espejo y empiezan a ser una jaula.
Por eso cabe preguntarse dónde está el límite entre mostrarse y necesitar mostrarse. Sin embargo, la respuesta es complicada. Esta es la pregunta clave del siglo XXI… y los griegos ya la habían planteado.
Quirón: la herida que no se cura, pero enseña
Este es el mito favorito de Rovira. No por romanticismo, sino porque toca algo que a los 50 se entiende mejor que a los 20: que hay heridas que no desaparecen, pero pueden transformarte en alguien más sabio. Quirón, el centauro herido, encarna esa paradoja vital tan conocida por cualquier adulto: el dolor puede limitar… o puede enseñar. Para el autor “hay colectivos muy quironianos, personas que han sufrido y por eso acompañan mejor a otros”.
Y da un salto valiente: la salud mental, dice, no es un problema individual sino social. Un sistema que presiona, precariza y acelera no puede pedir calma interior a quienes viven en él. La mitología, leída así, deja de ser literatura y se convierte en radiografía.
Sísifo: aceptar que la vida no siempre tiene un final inmediato (ni feliz)
En un mundo obsesionado con la gratificación instantánea, Rovira recupera a Sísifo no como castigo, sino como símbolo de madurez. Lo resume con una crudeza casi luminosa: “Aquí no venimos a ser felices. Venimos a saltar vallas.” Eso no significa resignarse, sino dejar de exigirle a la vida una recompensa permanente. Las rocas que uno vuelve a empujar, en forma de responsabilidades, mails infinitos, cuidados, papeleos, hijos adultos aún dependientes, dejan de ser fallos del sistema cuando se aceptan como parte del camino.
A los 50 entendemos mejor que nunca que la vida no es lineal: es circular, irregular y, muchas veces, agotadora. Pero ahí reside su sentido.
Pigmalión: el arte de esculpir… pero no moldear a los demás
Pigmalión se enamora de su propia creación. Y ahí está la advertencia. Rovira explica que este mito muestra tanto la belleza de ver potencial en otros como el peligro de proyectar nuestras expectativas sobre ellos. Por ejemplo, se ve claro en los padres que quieren que sus hijos sean lo que ellos no pudieron, los abuelos que opinan como si fueran entrenadores de vida, parejas que moldean más que acompañan.
De esta manera, Pigmalión puede ser un estímulo maravilloso, el de creer en alguien… o un arma de control emocional. En un mundo saturado de discursos motivacionales, distinguir una cosa de la otra es crucial.
Fénix: no todas las muertes son tragedias; algunas son renacimientos
El Fénix no es un mito de fantasía sino un manual de supervivencia adulta: a veces hay que dejar que una etapa muera para que otra pueda empezar. Rovira lo conecta con momentos duros: rupturas, enfermedades, pérdidas, crisis familiares. Y recuerda que renacer no es inmediato ni elegante: es lento, irregular, lleno de recaídas. Pero también es real, y uno puede reconstruirse a los 50… o a los 70. La mitología lo sabía antes que nosotros.
La frase que lo resume todo (y que podríamos tatuarnos a los 55)
En realidad para el autor está claro por qué podemos aplicar estos mitos a nuestra vida actual, y lo denota al afirmar que “Tu vida ya es mitológica y no te has enterado.”
Porque cuando luchas contra un correo infinito, eres Sísifo. Cuando te retocas un selfie, eres Narciso. Cuando animas a un hijo adulto que está perdido, eres Pigmalión. Cuando ayudas desde tu propia cicatriz, eres Quirón. Cuando te reconstruyes después de un invierno vital, eres Fénix. No es que los griegos vivieran como nosotros. Es que nosotros seguimos viviendo como ellos… pero con WiFi.
