¿Abusas de la sinceridad? El arte de dar tu opinión (a tus hijos o a tu pareja) sin herir sensibilidades
Son muchas las personas que no distinguen entre sinceridad y ser inapropiado
He aprendido a la fuerza que ser demasiado sincero no es una virtud
MadridLa sinceridad es una virtud, pero lo es más saber en qué momentos hay que rebajar la intensidad de esa verdad que queremos contar para evitar herir los sentimientos de quien tenemos delante. Ser sincero no es lo mismo que no tener filtro y no siempre es apreciada una forma directa y brusca de decir las cosas. Dar nuestra opinión de manera que sea bien recibida y no se convierta en algo ofensivo es casi un arte.
¿Abusas de la sinceridad? El arte de dar tu opinión sin herir sensibilidades
Decir la verdad es (casi siempre) necesario y una buena forma de movernos por la vida, sobre todo en aquellos casos en los que nuestra opinión ha sido pedida. Ser sincero significa actuar con honestidad, pero no implica que haya una manera de decir las cosas que no resulte hiriente. Por mucho que sea lo que pensamos, hacer daño a los demás no es algo satisfactorio y deberíamos aprender a dar nuestra opinión sin herir sensibilidades, se puede ser honesto, sin necesidad de ser cruel y para eso hace falta tacto.
Decir cosas que son ciertas y en las que creemos no es suficiente, también debemos tener en cuenta la manera en la que las comunicamos, porque puede suponer una gran diferencia. Es importante ser sinceros, pero también serlo de tal manera que la persona a la que damos nuestra opinión lo reciba de una forma amable y no se sienta agraviada y descarte nuestra opinión por ello. Puede reaccionar de forma negativa y que logremos lo contrario a lo que pretendíamos.
Pensar las cosas antes de decirlas puede ser una buena manera de evitar que esto suceda, en ocasiones podemos necesitar un poco de tiempo si nos sentimos tristes o enfadados, es mejor reflexionar que decir las cosas de manera que podamos herir y arrepentirnos después. El momento en el que decimos las cosas puede ayudar a que nuestro mensaje se reciba con más fortuna.
Intentar que el mensaje que mandamos sea constructivo también puede ayudarnos, evitando centrarnos en el aspecto negativo, ofreciendo soluciones y enfoques alternativos. Sé breve y claro, evita rodeos y apuesta por la amabilidad, procura ser empático y no imponer tu punto de visa, la comunicación funciona mejor cuando es en ambas direcciones, escucha y permite que te respondan.
La comunicación no verbal es clave en cualquier contexto, dice mucho más de lo que pensamos, igual que el tono de voz que empleamos, son detalles que hay que tener en cuenta para no mandar un mensaje equivocado. Mira a la otra persona a los ojos, mantén una postura relajada y habla con tono amable.
Por último, conviene señalar la importancia de los límites, de saber marcarlos, pero también de respetar los de la otra persona. Ante una negativa a tratar un tema en un momento determinado o una diferencia de opiniones, siempre hay que tener presente que se busca llegar a entendimientos y no que alguien salga herido de la conversación.
